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¿Por qué les cambian el nombre a las monjas?

En la tradición, el hecho de que una monja cambie de nombre representa una transformación espiritual, una muerte al mundo y un renacimiento en Cristo.

POR  Jorge Reyes
17 septiembre, 2024
¿Por qué les cambian el nombre a las monjas?
El nombre que elijan las monjas debe reflejar la fe cristiana y fomentar la edificación espiritual. Foto Jorge Reyes.

Actualmente en algunas congregaciones u órdenes prevalece la tradición de que las monjas o religiosas que se integran a ellas cambien su nombre al momento de hacer sus votos, ¿pero por qué se cambian de nombre?

 

La madre Rosa Lilia Valadez, abadesa del Monasterio de María Reina de la Orden de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, explicó que previo al Concilio Vaticano Segundo estaba establecido que cuando una religiosa ingresaba a una congregación, debía cambiar su nombre como parte de su profesión de votos solemnes.

Este cambio de nombre, continuó la madre Rosa Lilia, simboliza la nueva identidad de las monjas o religiosas dentro de la comunidad monástica, donde adquiere plenos derechos y participa en los bienes espirituales y temporales de la comunidad.

Con el cambio de nombre se abraza la nueva Vida Consagrada

De esta manera, aseguró, al adoptar un nuevo nombre, la religiosa renuncia a su identidad anterior y abraza completamente su nueva Vida Consagrada, marcando así un nuevo comienzo en su camino de entrega total a Dios.

“El cambio de nombre se acostumbraba antes de Concilio Vaticano Segundo, que tiene como significado la renuncia a una vida anterior a la consagración, o sea, la renuncia a una vida al mundo, como le llamamos, y actualmente solo algunos monasterios lo acostumbran, ya no todos, por lo que en otros conservamos el nombre civil que tenemos”, explicó la abadesa.

¿Cómo se elige el nuevo nombre de las monjas?

En entrevista con Desde la fe, la madre Valadez explicó que para elegirse un nuevo nombre para la religiosa que decida unirse a una congregación u orden, se debe considerar la importancia que tiene el recibir un nombre cristiano en el contexto de la fe católica.

La abadesa detalló que la selección del nuevo nombre que tendrá la religiosa que ingrese a una orden o congregación debe ser cristiano, preferentemente asociado a un santo o santa, que le sirva como modelo de caridad y que le inspire en la virtud y santidad.

La elección del nuevo nombre debe inspirarse en la virtud y santidad de los santos, buscando imitar sus virtudes y santidad, así la similitud del nombre con un santo puede estimular a la persona a seguir su ejemplo y a confiar en su intercesión por su alma y cuerpo, por ello es fundamental que el nombre elegido refleje la fe cristiana y fomente la edificación espiritual.

Cambiar de nombre representa una transformación espiritual, una muerte al mundo y un renacimiento en Cristo. Al recibir un nuevo nombre, la religiosa deja atrás su vida anterior y abraza su nueva identidad en Cristo, refleja su deseo de seguir más de cerca los pasos de Jesús y de vivir plenamente su consagración religiosa.

“El cambio del nombre es por una renuncia y porque tomas una nueva vida en el Monasterio en tu Consagración a Dios, por eso con ese cambio de nombre te consagras a alguien, por medio de un nombre o apellido religioso o algún santo patrono que te asigna también la abadesa”, aseveró.

Algunas congregaciones fomentan el cambio por un “apellido religioso”

En este sentido, la madre Rosa Lilia indicó que en el caso de las monjas o religiosas que integran a la Orden de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento ya no se cambian el nombre, aunque lo que sí hacen es que a su nombre civil le agregan el “apellido religioso”, que va en armonía con el nombre de la orden.

“Únicamente tenemos lo que le llamamos el ‘apellido religioso’, que es como un agregado a nuestro nombre civil”, comentó.

¿Cuál sería en su caso particular? – se le preguntó.

“Yo soy Rosa de la Consolación de Jesús Crucificado; algunas religiosas son De la Consolación o De la Gratificación, esto es que tienen su nombre civil con un ‘apellido religioso´”, concluyó la madre Rosa Lilia.



Autor

Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, con una trayectoria de casi 30 años como periodista, en Reforma, El Centro y Notimex, y funcionario de comunicación social en dependencias de gobierno y legislativas. Actualmente trabaja como periodista especializado en temas de religión.