Catedral Metropolitana de México celebra su fiesta patronal
“Que María Asunta nos ayude a estar a la altura de las circunstancias de nuestro tiempo”, pidió el Obispo Auxiliar Salvador González en la celebración.
“Dentro de algunos años, al mirar atrás, podremos darnos cuenta con mayor objetividad de todo lo que en estos últimos meses ha vivido la humanidad; y más aún, podremos valorar si de algo ha valido la pena esta experiencia tan dolorosa”, dijo monseñor Salvador González Morales, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México, durante la Santa Misa celebrada este 15 de agosto en la Catedral Metropolitana, con motivo de la Asunción de María, patrona de este recinto histórico y de la Arquidiócesis Primada de México.
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La celebración Eucarística fue concelebrada por los Obispos Auxiliares -monseñor Héctor Pérez, monseñor Daniel Rivera, monseñor Luis Manuel Pérez Raygoza y monseñor Carlos Enrique Samaniego-, y el Cabildo Metropolitano.
En la homilía, monseñor Salvador González dijo que en el futuro los grandes medios de comunicación divulgarán los datos y las estadísticas de los golpes dados por la pandemia a la salud misma, a la economía, al trabajo, y a la organización social y política mundial.
“Pero no porque se quiera hablar de la verdad, sino porque esa información seguramente servirá como arma política para la interminable guerra de intereses y de poder de unos contra otros”.
En contraparte, dijo, se dirán generalidades de los aciertos y de las cosas buenas que todo esto dejó. “Aunque esto no será reflejo de la realidad de la pandemia, puesto que detrás de cada historia de tristeza y de dolor, siempre estarán las personas… Dejemos que la historia haga su juicio… mientras tanto, no caigamos en la tentación de fabricar futuros inexistentes, que nos desatiendan de nuestra realidad presente”.
Seguir el ejemplo de María
En este sentido, monseñor Salvador González llamó a la comunidad a seguir el ejemplo de María, un modelo de cristiandad, quien nos enseña que desde el rincón más humilde podemos ser protagonistas de la historia de la humanidad y ser elevados hasta lo más alto del cielo.
“La asunción a los cielos de uno de los nuestros -explicó-, es el preludio de la gloria que nos espera. Pero esa gloria no es un futuro lejano; es la participación, desde ahora, del gozo de Dios que inunda el corazón de los creyentes para ir presurosos al encuentro del necesitado… de quienes no quedarán en las crónicas de la pandemia, ni en las estadísticas, ni en los titulares de los medios informativos, pero sí en la memoria de quienes lo vivieron y experimentaron en ello la presencia de Dios”.
Finalmente, señaló que en las crónicas de la historia oficial, tampoco aparecerán las cifras ni los hechos de lo que el amor divino hizo a través de los discípulos de Cristo; “pues nuestro objetivo no es aparecer en estas efemérides, sino hacernos dignos de la gran misericordia de Dios, que en Cristo nos ha hecho hijos suyos, para gozar de la gloria eterna, de la que ya goza María en cuerpo y alma. ¡Pidámosle a Ella nos ayude a estar a la altura de las circunstancias de nuestro tiempo!”.
La Catedral Metropolitana está consagrada a la Virgen de la Asunción, por eso su fiesta patronal se celebra en el día de la Asunción de María.
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