Viacrucis: Octava Estación – Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén – Reflexión
Como Jesús pidió a las mujeres de Jerusalén llorar por sus hijos, pidamos nosotros la gracia de llorar por la desgracia actual.
En la octava estación del Viacrucis, Jesús le pide a las mujeres de Jerusalén que no lloren por él
En la Octava Estación del Viacrucis Jesús consuela a la hijas de Jerusalén, quienes lloran por su sufrimiento, porque no alcanzan a ver en él ninguna esperanza; mientras que Él ve en su calvario un medio de redención y salvación.
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“Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por Él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren por ustedes y por sus hijos’”.
A través de la meditación, la oración y la contemplación de la anterior lectura del Evangelio, podemos concluir que:
- Llorar es una gracia, por lo que debemos pedir a Nuestro Señor que nos conceda lágrimas que llorar, como Él las lloró ante su amigo Lázaro y ante Jerusalén.
- Debemos pedir a Jesús que podamos llorar los suficiente, no sólo por la tristeza de saber que hoy hay muchos enfermos y muertos a causa de la pandemia, sino también por nuestros pecados, que tanto daño hacen al mundo.
Puedes descargar una guía para la meditación de la Octava Estación del Vía crucis: Aquí