La Catedral de México celebra 450 años de historia

La historia de la Catedral de México puede contar, en cierta forma, la historia del país. No solo reunió los estilos arquitectónicos y artísticos más importantes en los casi 250 años que duró su construcción; también ha sido testigo de muchos de los eventos más relevantes en la historia de la Ciudad de México y del país entero.

El origen de su construcción: La evangelización

A diferencia de otras catedrales en el mundo, la de México no nació por un clamor popular, sino más bien como parte de un proceso de evangelización, mientras los habitantes de la región aún vivían los estragos de un conflicto bélico. Es más, ni siquiera existía una sociedad mexicana.

No siempre fue como la conocemos hoy en día en el Centro Histórico. De hecho, antes del majestuoso inmueble que hoy puede observarse a kilómetros de distancia, hubo una antigua catedral que comenzó como Iglesia Mayor en 1524, nombrada catedral unos años después, cuando nació la Arquidiócesis de México. Sin embargo, sería demolida un siglo después.

Era el tiempo en que franciscanos, dominicos y agustinos llegaban a México para evangelizarlo. De hecho, el primero en ocupar la vieja catedral fue el franciscano fray Juan de Zumárraga.

Si hay un mes clave para la Catedral de México ése es agosto. El 28 de agosto de 1552 se expidió la cédula para su construcción y su fiesta litúrgica se celebra el 15 de agosto, en conmemoración a la Virgen de la Asunción, a la que ha sido dedicada en tres ocasiones (1656, 1667 y 1851).

En 1562 se hicieron los trazos y se comenzaron sus cimientos, pero la fecha formal de inicio fue en agosto de 1573, por lo que en este mes, nuestra Catedral de México está celebrando 450 años de iniciar su desarrollo, que culminaría en 1813, con la conclusión de la obra de las torres campanario, la cúpula y la fachada, obra del maestro Manuel Tolsá.

¿Qué representa la Catedral de México?

“La Catedral ha contribuido a la evangelización a través de la imagen de la construcción de la Iglesia, que es construcción del pueblo de Dios en el sentido de peregrinar hacia la fe. Y después, con toda la obra artística: las pinturas, la arquitectura, recordemos que así se evangelizaba, a través de las imágenes se anunciaba la salvación. Y por otro lado, ha tenido grandes expositores desde el punto de vista de la teología, de la hermenéutica. Hemos tenido grandes teólogos, grandes canónigos y arzobispos”, dice el canónigo Ricardo Valenzuela, rector y deán de la Catedral Metropolitana.

La Catedral atestiguó momentos clave en la evangelización de México, incluso antes de haber sido construida. A pocos pasos de ella, fray Juan de Zumárraga, primer Arzobispo de México, recibió en 1531 la prueba que le pidió al indio Juan Diego, cuando la Virgen de Guadalupe apareció retratada en su tilma, cubierta de rosas.

Un templo vivo que habla de la fe de un pueblo

En 2013, cuando se cumplieron 200 años de concluida la Catedral, el Papa Francisco envío una carta para celebrar la fecha en la que señalaba: “De la historia de este templo podemos sacar lecciones para nuestra vida cristiana. ¡Cuántas personas lo habrán visitado para encontrarse con el Señor! Sus piedras son testigos silenciosos de tantos como han entrado en él para abrir su corazón a Dios, pedirle perdón, suplicarle favores, alabarlo y bendecirlo por todo el amor que cada día nos manifiesta”.

Y uno de ellos es su actual rector, el canónigo Valenzuela, quien recuerda con alegría el momento en que cruzó las puertas de la fachada principal por primera vez.

“Era niño y se sintió como cuando vas al kinder y te espantas, ves grande el lugar y no sabes qué va a pasar. Me pareció enorme, la sentía como un gran, gran edificio. Me dieron ganas de llorar”.

Años después, ese niño se convertiría en parte del Cabildo Metropolitano (órgano de gobierno responsable del templo) y rector de la Catedral, desde donde le tocaría encabezar una de las restauraciones más relevantes, que le han dado un nuevo esplendor tras los trabajos realizados en las bóvedas, la linternilla, las torres campanario, la reactivación de las campanas, la modernización del sistema eléctrico, la colocación de sistema de pararrayos y la erradicación de flora nociva.

“Mi mayor deseo para Catedral es que se siga trabajando en su restauración, que se siga proyectando hacia el futuro. Conservarla significa mantenerla viva y en pie. Quitar el aspecto de que es solo un museo, sino que es un museo y templo vivo que habla de la fe de un pueblo”, concluye el canónigo Ricardo Valenzuela.

Este artículo fue realizado por Saray Montiel, Aranza Villalpando y Javier Rodríguez

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