Avanza restauración de la Catedral Metropolitana con técnicas mexicanas
Se espera que para junio las techumbres de Catedral Metropolitana queden libres de flora nociva, y que no se formen más grietas.
Con resultados verdaderamente alentadores avanzan los trabajos iniciados recientemente en la Catedral Metropolitana para la conservación de los distintos espacios del inmueble histórico y de los bienes muebles que en él se encuentran.
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Tres son los rubros que abarca el programa integral de mantenimiento del recinto: erradicación de flora y fauna nociva (que incluye sellado y calafateo de grietas); modernización del sistema eléctrico, y nivelación de pilotes.
En cuanto a los trabajos de erradicación de flora nociva -que de ninguna manera es un problema minúsculo, pues han venido causando daños severos en la estructura-, están siendo supervisados por el biólogo Pablo Torres, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultura del INAH, a petición del padre Ricardo Valenzuela, Rector del Recinto.
Sobre este problema, Pablo Torres, doctor en Biología por la UNAM, refiere que, con técnicas muy novedosas, ya se están eliminando los tres tipos de árboles que durante mucho tiempo habían venido compitiendo por la invasión de grietas, fisuras y orificios en la techumbre: el tepozán blanco, la orquídea y el tabaquillo.
“Y es que este tipo de flora -refiere-, conforme había venido creciendo, había aumentado las dimensiones de las grietas, fisuras y orificios, lo cual es muy riesgoso, porque, más allá de provocar filtraciones de agua, pone en riesgo de colapso las techumbres”.
Cabe señalar que a lo largo de los años estos árboles echaron raíces profundas en la estructura, por lo cual no se podían extraer sin dañarla, y el cortarlos como tradicionalmente se hace, sólo complica el problema, pues las raíces se ensanchan y hacen más grandes los daños en la cantera.
El tratamiento con el que se está abordando el problema de este flora nociva, consiste en cortar la mayor parte del árbol, alimentar la parte restante con un bloqueador radicular, envolverla con una compresa, esperar entre 12 y 15 días para que se seque el tocón, y finalmente desprender la raíz muerta para taponear el orificio con cal y arena.
El doctor Pablo Torres señala que además de este trabajo de erradicación de flora nociva -que muy probablemente concluya en junio-, se contempla desazolvar los drenes, “ya que en ellos se acumulan grandes cantidades de frutos y semillas dispersadas por el viento y las aves”.
Cultura de la prevención
Cabe destacar que, además de estar al tanto de la supervisión de los trabajos en la materia, el doctor Pablo Torres ha capacitado ya a personal de la propia Catedral Metropolitana a fin de que se encargue del mantenimiento de los espacios una vez que la empresa concluya los trabajos.
El propósito es que este recinto histórico no vuelva a quedar abandonado en cuanto a mantenimiento, y para lograrlo es necesario una cultura de prevención, así que en ese sentido ha ido la capacitación que el doctor Pablo Torres ha dado al personal de la Catedral Metropolitana.
“Es algo sencillo -señala el doctor Pablo Torres-, lo único que se requiere es voluntad: en temporada de secas (mayo o junio) hay que barrer la techumbre con el auxilio de aspersores, aspiradoras y escobas, a fin de evitar que queden semillas. Y en julio o agosto, hacer recorridos; en caso de hallar una fisura o una planta, se necesita proceder de la manera en que lo está haciendo la empresa”.
Tratamiento a los copones de Catedral Metropolitana
Por otra parte, el doctor Pablo Torres -que es una eminencia mexicana en materia de Biología-, bajo un método novedoso ha comenzado a hacerse cargo de la conservación de los 67 copones que rematan las balaustras de la Catedral Metropolitana, mismos que se habían venido deteriorando al paso de los siglos.
Y es que, de manera errónea -señala-, se habían venido tratando con resinas sintéticas, que sólo enmascaraban la superficie y no permitían que la cantera respirara, lo cual agudizaba su deterioro al ocasionar mayores desprendimientos.
“Ahora estamos utilizando aditivos naturales: cardón y nopal chamacuero -refiere el doctor Pablo Torres-, materiales con los cuales ya tenemos amplia experiencia en el campo, aplicándolo a monumentos históricos y zonas arqueológicas.
Explica que además de ser un tratamiento muy mexicano, es sumamente efectivo y barato en comparación con otros tratamientos de la cantera: “El nopal chamacuero aún no se comercializa, yo lo corto del campo; y el cardón cuesta 30 pesos el litro, de manera que para tratar un copón se necesitan 60 pesos, pues requiere de dos litros de cardón”.
“¡Ya nos funcionó! -finaliza el doctor Pablo Torres-, los aditivos están fijando y están haciendo resistible la cantera de los copones. El mantenimiento posterior es con la misma técnica y debe hacerse dentro de tres o cinco años”.
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