Otra ‘Madre Teresa’ en Haití ¡Gloria a Dios!
El trabajo de esta religiosa ha despertado admiración mundial al volverse la gran educadora de la niñez en el barrio más peligroso de Haití.
Cité Soleil, el barrio más peligroso de Haití, aparece en las noticias continuamente debido a los niveles de violencia bajo los que viven sus habitantes, y en sus calles se ve a una religiosa francesa haciendo recorridos a pie y colaborando con sus habitantes, se trata de sor Paesie, fundadora de Familia Kizito, una comunidad de religiosas católicas que educa a los niños de la calle.
La hermana Paesie es Misionera de la Caridad, la congregación de la Madre Teresa, y hace 19 años llegó a Haití con parte de su congregación. “Hacíamos sobre todo labores médicas con los niños, ahí empezamos a ver cómo muchos niños de la calle no iban a la escuela”, dijo en una entrevista dada a la cadena EWTN en mayo de 2022.
A partir de ahí sintió una fuerte llamada a no trabajar solamente por la salud, sino por la educación y protección de los niños de la calle. Por lo que desde hace 10 años, con permiso de las autoridades religiosas, decidió dedicarse exclusivamente a ellos, y en 2017 se mudó a Cité Soleil, la favela más grande de Puerto Príncipe, para crear allí su primer centro educativo.
En 2018 fundó la comunidad Familia Kizito, que tiene el reconocimiento oficial de Pía Asociación de Fieles. Actualmente tienen 8 escuelas que atienden a 1100 niños, de acuerdo con datos de su página oficial de internet.
Además han logrado formar 6 centros donde se imparte catequesis a 720 niños. Y tienen 5 casas hogar para niños que quieren dejar de vivir en la calle, conocidas como Casas Marcel Van.
Toda esta obra la ha logrado gracias a donativos y a personas que les han prestado los inmuebles donde ahora tienen escuelas, dio a conocer la hermana en su entrevista para la cadena de televisión católica.
La vida en Cité Soleil
Cité Soleil, o la Ciudad del Sol no solo es la favela más pobre de Haití, también es la más violenta, en 2004 la ONU la llamó “el lugar más peligroso del mundo”. Ahí solo hay electricidad a ratos y no se cuenta con agua potable.
“Hay una miseria extrema”, explicó la hermana Paesie en la entrevista con EWTN, “los niños experimentan hambre y falta de muchas cosas, ni conseguir una cubeta de agua potable es sencillo. Además de eso también hay mucha violencia porque hay pandillas que pelean entre ellas”.
“Así que muy seguido hay personas que resultan heridas de bala”, comentó, entre ellos a veces los mismos niños que acuden a las escuelas.
En 2018, cuando formó Familia Kizito, la religiosa cambió el conocido sari de la Hermana Teresa por un hábito azul de karabela, un tejido local haitiano, y se unió con dos religiosas más. Actualmente, la comunidad se compone por la hermana Paesie, sor Rose Miline, sor Bénédith y sor Chantale, que promueven entre los niños el amor a Cristo, la educación, las actividades culturales, deportivas y la lucha contra la delincuencia.
Cuestionada en la entrevista con EWTN sobre una historia que ha cambiado su vida, habló del caso de Rubén, un niño que con 14 años entró a la escuela por primera vez.
“Rubén se perdió cuando tenía 3, lo encontraron otros niños de la calle que le compraron comida, porque en Puerto Príncipe estos niños tienen dinero, ya sea porque piden limosna o porque lo roban. Cuidaron por varios años de él”, recordó en la entrevista.
Rubén llegó a una de las 5 casas hogar de Familia Kizito, no sabía quien era su mamá o su papá, solo tenía su nombre que se lo dieron los propios niños de la calle, y ahí experimentó lo que era vivir en una casa e ir a la escuela.
Dios está aún en los peores momentos
La hermana Paesie aseguró que con su trabajo ha podido presenciar como Dios en verdad está en todas partes.
“En cualquier situación, Dios está presente, incluso en la más horrible situación Dios está ahí, y los niños lo sienten, quizá mucho decimos ‘no puedo más con esto’, pero no es verdad, porque lo que sea que nos pase a nosotros Dios está ahí y nos da la gracia para afrontarlo”.
En esta favela, los niños tienen hambre y aún así se ve alegría en ellos, dijo la hermana. Y a pesar del devastador terremoto de enero de 2010, cuyas consecuencias aún afectan a la nación, la fe sigue viva en muchas personas.
“He hablado con gente que vieron los cuerpos de sus hijos postrados en el suelo, muertos, y ellos dicen cosas como Dios está aquí, Dios es bueno, lo hacen con lágrimas en los ojos, pero a la vez con paz porque sienten la necesidad de profesar su fe en un Dios amoroso” afirmó.
Para ayudar a la labor de la hermana Paesie puedes ingresar a la página de Familia Kizito