¿Puedo comulgar si falté a la Misa del domingo anterior?
Muchas personas se preguntan si al no ir a Misa un domingo pueden comulgar el siguiente ¡Conoce la respuesta!
Muchas personas se preguntan si al no ir a Misa un domingo pueden comulgar el siguiente ¡Conoce la respuesta!
A muchos fieles les duele cuando un sacerdote celebra sin fervor la Santa Eucaristía, como si se tratara de un mero ritual sin sentido. De igual manera, hay un profundo dolor en el corazón de muchos sacerdotes cuando ven que los fieles son meros espectadores, impacientes y deseosos de que ya acabe la Misa porque tienen que hacer “cosas más importantes”.
Para muchos fieles, no pasa nada si se falta a Misa. Esto es una mentira, pues ¡si pasa, y mucho!
Acudir a Misa los domingos es tener un encuentro con Dios
Es más cómodo ir “cuando me nace” o “cuando me da la gana” que fomentar el hábito de encontrarme con Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía cada domingo. El precepto dominical se debe entender desde la dinámica del amor. Cuando alguien ama profundamente a una persona hace todo lo posible por ir a verle y estar con ella. Se puede tener una foto o hablarle por teléfono, pero no se compara con un encuentro personal. Así pasa con el precepto dominical, quien ve a la Misa con la mirada del amor y convicción, defenderá a toda costa ese momento tan único y personal.
La Santa Misa es lo más preciado que tiene un católico en su vida. Es el gran regalo de Jesucristo a sus discípulos. La Eucaristía tiene un valor infinito aquí en la tierra porque es la presencia viva de Cristo en un pedazo de pan y en un poco de vino. Antes de morir en la cruz, Jesús les ordenó a sus discípulos que celebrarán la Santa Misa: “Tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan esto en conmemoración mía». Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes»” (Lc 22, 19). Desde ese momento, la Iglesia no ha dejado de celebrar la Santa Misa, recordando el único sacrificio que nos ha abierto las puertas del cielo y adorando la presencia real de Cristo en el pan y en el vino.
El la Misa de los domingos se recuerda la Pascua del Señor
¡Cada día se celebran en el mundo miles y miles de Misas! Los primeros cristianos celebraban el banquete eucarístico cada domingo, recordando la Pascua del Señor. Los creyentes tenían la firme convicción de que a Jesús se le reconoce en la oración y al partir el pan (cfr. Lc 24, 35). Con el tiempo, la misma Iglesia, atesorando el valor de este maravilloso mandamiento, estableció el precepto dominical, como lo señala el Catecismo de la Iglesia Católica (cfr. 2180): “El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa” (CIC can. 1247). “Cumple el precepto de participar en la misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde” (CIC can. 1248, §1).
El Código de Derecho Canónico sostiene que: «El domingo, en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto. Igualmente deben observarse los días de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, todos los Santos» (CIC can. 1246, §1).
¿Se puede comulgar si no se va a Misa?
Quien falte a la Santa Misa los domingos o las fiestas de guardar, sin tener un motivo grave como una enfermedad, imposibilidad física real o cuidado de un enfermo, incurre en pecado mortal y no puede comulgar el siguiente domingo. El fiel consciente de esta realidad debe buscar la confesión y tener el propósito de no faltar al precepto dominical. En las grandes urbes se ha hecho habitual trabajar en los domingos. Salvo que el trabajo verdaderamente obste, el fiel deberá buscar la participación de la Santa Misa. Cuando se ha faltado a la misa dominical, es mejor hacer la comunión espiritual, que incurrir en un pecado mayor comulgando indignamente. Para concluir, conviene recordar lo que decía San Josemaría Escrivá de Balaguer: “La Misa es larga, dices, y añado yo: porque tu amor es corto”.
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