La cronista de Xochimilco que está agradecida con el Niñopa
La historiadora dice que el Niñopa une a los xochimilcas, “un gran milagro en estos tiempos tan complejos”.
La Cronista de Xochimilco es el título que le fue otorgado en 2019 a la historiadora y arqueóloga Araceli Peralta Flores, por su vasto conocimiento de la historia de dicha alcaldía. Además de estar comprometida con la difusión del patrimonio cultural xochimilca, también lo está con su fe católica, lo que la ha vuelto una experta en las tradiciones que envuelven a la sagrada figura del Niñopa.
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Araceli Peralta ha tenido en casa al Niñopa en dos ocasiones, en calidad de “hospedera”; es decir, custodia de la sagrada imagen por un día.
La última vez fue en el año 2015, y lo hizo para agradecerle un “maravilloso milagro” que Dios obró en su vida.
El milagro del Niñopa
Y es que además de ser un símbolo de identidad, la historiadora considera que el Niñopa ha sido también una bendición para los xochimilcas. “La devoción creció durante siglos por las bendiciones agrícolas que tuvo Xochimilco, por cuyos canales se transportaban muchos vegetales, y esta abundancia era atribuida a su presencia”, dice.
Actualmente -explica- ha mermado la actividad agrícola en la zona, pero siguen los milagros, el principal es que en las comunidades a las que el Niñopa llega, las personas se unen por Él y para cuidarlo, “ese es un gran milagro en estos tiempos tan complejos”.
En cuanto al milagro que ella recibió de Dios, cuenta que en 2011 le practicaron una cirugía en un seno para poder realizarle una biopsia. “No pasó del susto. Pero en otro estudio, me detectaron un quiste en un ovario, y la ginecóloga dijo que era necesaria la operación”.
Así tan pronto, Araceli no podía someterse a una nueva cirugía, y decidió esperar un mes. Un día antes de acudir a practicarse un nuevo estudio, ocurrió lo inexplicable: “Soñé que entraba a un cuarto -dice-, y ahí veía al Niñopa; en su sillita, pero en el suelo. Le dije: ‘Niñito, ¿por qué estás ahí?’. Lo levanté. De pronto sentí que se me iba a caer, lo sujeté con mucha fuerza, y le dije: “No te preocupes, ya no te vas a caer”. Ahí quedó el sueño”.
Araceli fue a practicarse el otro estudio, y ya no estaba el quiste, sólo la marca de que ahí había estado. “Los médicos estaban muy sorprendidos, al igual que la ginecóloga cuando fui a verla. Fue un milagro, y por eso quise ser hospedera del Niñito por segunda ocasión”.
La historiadora ha publicado varios libros, entre ellos Xochimilco y su patrimonio cultural: Memoria viva de un pueblo lacustre (2012).
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