Este “hombre de acero” nació con atrofia muscular, pero también sin límites: la historia de resiliencia de Jesús Vidal
Jesús Vidal Cantú confía en Dios y tiene el respaldo de su familia para superar una discapacidad motora que nunca lo detiene.
Sufre una atrofia muscular que lo mantiene en silla de ruedas. Tras el diagnóstico, los médicos que lo atendieron estimaron que tendría un máximo de dos años de vida, pero ya está a punto de cumplir cuarenta.
Su nombre es Jesús Vidal Cantú y una parte del secreto de su extraordinaria resiliencia es su amor a Dios, el rotundo apoyo de su familia y aprender a vivir la vida “¡como venga!”.
Sin embargo, pasar de la teoría a la práctica es otra cosa, según constató durante una conferencia organizada por la Arquidiócesis Primada de México, a la que llegó asistido en silla de ruedas debido a una severa discapacidad motora.
“Dios no pone obstáculos, sino pruebas”
“Mi mayor sueño es ayudar a las personas a no pensar en sus carencias, sino potenciar sus virtudes, a comprometerse y luchar por lo que quieren. Pienso que Dios no pone obstáculos, sino pruebas ¡y podemos romperlas!”, afirmó en un video motivacional que le sirvió de presentación.
En el audiovisual, Cantú también afirma estar seguro de que “las fronteras sólo existen en nuestras mentes, el camino está abierto para todos”. Aunque admite que no lo ha tenido fácil, pues desde el comienzo de su vida, para él era un reto simplemente mantenerse sentado por su propia cuenta:
“Cuando tenía un año, me sentaban y era como si fuera un árbol recién cortado, pues me caía muy rápido. Creían que era un flojo, pero más tarde analizaron y supieron que tenía atrofia muscular”.
Además, ha debido lidiar con pérdidas muy sensibles. No obstante, ello no le ha impedido desarrollar una vida plena, particularmente cargada de resiliencia, así como sobreponerse hasta el punto de servir como inspirador para otros.
“Hay que vivir la vida como venga”
Igualmente, Cantú Serrando lamentó que algunas personas “antes de empezar un partido ya se dan por derrotados, porque piensan que no van a poder. Y si lo creen así, por lógica van a perder. Es mejor esperar hasta el final y ver hasta dónde pueden llegar”.
Señaló que cuando le hicieron el diagnóstico clínico, le daban “dos años de vida. Estoy por cumplir cuarenta. Entonces, no hay que darse por vencidos, tenemos que seguir adelante, y ¡juntos podemos llegar muy lejos!”.
Su filosofía está alineada al esquema de “la vida como venga”. Con esta óptica se apunta a la resiliencia como factor medular y se busca compartir conocimientos y habilidades “que permitan tener una salud mental para hacerle frente al estrés normal de la vida”.
Para ello, sugiere:
- Reflexionar acerca de cómo queremos afrontar y salir de una situación adversa.
- Recordar que no tenemos que ir solos, vamos juntos.
- No permitir que los miedos nos paralicen.
- Aceptar las cosas y buscar la mejor manera de resolverlas.