Restauran Virgen de la Merced que atrapó al ladrón que quiso robar su corona
Especialistas restauran la Virgen de la Merced de más de 400 años que se encuentra en el Templo de Nuestra Señora de Belén en la CDMX.
Especialistas en restauración de escultura policromada restauraron la Virgen de Nuestra Señora de la Merced que detuvo al ladrón que quiso robarle sus joyas.
La escultura de la Virgen de la Merced de más de 420 años de antigüedad que en la época colonial atrapó al ladrón que quiso robar su corona de oro se sometió a un proceso de restauración profesional a fin de que recobrara su belleza original.
Se estima que la imagen Mariana ubicada en el Templo de Nuestra Señora de Belén de los Mercedarios en la Ciudad de México, elaborada en cedro rojo, se realizó a finales del siglo XVI en Guatemala y de acuerdo con la leyenda de manera milagrosa evitó que la asaltaran.
Cuenta la crónica que en la época colonial la Virgen de la Merced estaba ataviada de muchas joyas y una muy importante era la corona de oro macizo. Dicen que un ladrón intentó una noche sustraer la corona pero la imagen Mariana se agachó e inclinó su cuello y atoró la mano del ladrón.
“Por esa razón el ratero se quedó prensado ahí, en el cuello de Nuestra Madre, hasta que los frailes al amanecer lo descubrieron y ya no pudo robar la corona”, contó fray Fernando Díaz Aguirre, Rector del convento de Belén de Mercedarios.
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La Virgen que llegó a México sola y en un burro
De acuerdo con las crónicas de la Orden de los Mercedarios la llegada, a fines del siglo XVI, de la Virgen de la Merced a México, desde tierras guatemaltecas, se dio de manera inusual y prodigiosa, ya que según los testimonios llegó sola y en un burro.
Fray Fernando explicó que debido a que para finales del siglo XVI el convento de los Mercedarios recién fundado en México no tenía una imagen de la Madre y fundadora de la Orden, los frailes fundadores pidieron al convento de Guatemala, de donde procedían, que les enviaran una de las dos imágenes que tenían.
“Los frailes de Guatemala no quisieron compartir su imagen con los de México. Cuenta la crónica que una noche uno de los frailes de allá envolvió a la Virgen en petates, la subió en un burro y la envió sola con un letrero en el burro que decía ‘Dios bendiga a quien te encamine a México’; así fue pasando de ciudad en ciudad hasta llegar a la ahora Ciudad de México de una manera prodigiosa”, comentó.
¿En qué templos ha estado la Virgen de la Merced que atrapó al ladrón?
De acuerdo a lo que refieren las crónicas de la Orden de los Mercedarios, al llegar a México la Virgen de Nuestra Señora de la Merced restaurada presidió el templo grande de la Merced del Convento que se encontraba en lo que hoy son las esquinas de Venustiano Carranza y Jesús María, que fue destruido a raíz de la guerra de Reforma en 1862.
En ese momento a la imagen de la Virgen de la Merced la trasladaron a la Parroquia de San Pablo que se ubica sobre la calle San Pablo, en donde estuvo entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Posteriormente la Virgen de la Merced que ya fue restaurada se le trasladó al Templo de Nuestra Señora de Belén, de la Arquidiócesis Primada de México, donde reside actualmente y en donde ha permanecido durante todo el siglo XX y estos ya 24 años del siglo XXI.
“Es una joya importantísima, la más importante que la Provincia Mercedaria de México tiene, no sólo por la antigüedad, sino por lo que representa. María de la Merced que como siempre acompaña a sus hijos mercedarios y a los cautivos durante toda la permanencia de la Orden en nuestra patria”, puntualizó fray Gabriel Ramón Ávila Luna, “porque tenemos claro que María es la que lleva la obra, es la que nos dirige y nos acompaña”, puntualizó.
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Realizan limpieza de la imagen de la Virgen de la Merced
Las restauradoras Claudia Alejandra Garza y Naitzá Santiago realizaron las etapas de la restauración de la Virgen de la Merced, y de acuerdo con lo que observaron la imagen se realizó muy seguramente en madera de cedro rojo.
“Cuentan que la Virgen de la Merced se hizo en Guatemala y en ella podemos ver la policromía que se hizo en México y que la encontramos en varias esculturas que se hicieron a finales de 1500 y principios de 1600”, indicó Claudia Alejandra Garza.
El trabajo cuenta con la autorización y supervisión del INAH y para ello se lleva una bitácora de obra, además de que habrá supervisiones constantes de las intervenciones que se le realicen en cada etapa.
Antes de iniciar propiamente con los procesos, se realizaron algunos estudios, como tomas de rayos X digitales, para conocer el estado de conservación más a profundidad.
“La limpieza general se realizó con el tratamiento que requería la imagen en cada una de sus partes, tomando en cuenta la suciedad que tenía acumulada. Encontramos que la pieza tenía intervenciones anteriores de personas que no eran profesionales”, explicaron.
Posterior a su limpieza, las restauradoras realizaron el resane para dar nivel a todas las pérdidas que la escultura tenía. Y ese proceso dio pie a continuar con el último paso que es la reintegración cromática que consiste en la aplicación de color donde le hace falta, es decir, donde tiene pérdidas.
“Tenía grandes faltantes en su frente, sobre todo por el roce de las coronas que tanto la Virgen como en Niño han usado”, explicaron. De igual manera, su hábito, escapulario, manto y velo tenía pérdidas considerables de policromía por lo que se debió realizar un trabajo de reintegración muy minucioso”, aseguraron.
Después de concluir con su intervención, se prosiguió a realizar el registro fotográfico final y a colocar todos los elementos para embellecer la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Merced la Virgen con las características típicas de su iconografía mercedaria.
Se le colocaron aretes donados por las terciarias mercedarias, se coronaron tanto la Virgen como el Niño con las coronas recién doradas, al igual que el resplandor; y en su mano derecha se le colocó el escapulario con el escudo de la Orden de los Mercedarios.
Concluida la restauración de la imagen se llevó a cabo la bendición solemne de Nuestra Señora de la Merced, en una Santa Misa presidida por monseñor Carlos Enrique Samaniego López, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, en Templo de Nuestra Señora de Belén de los Mercedarios en la Ciudad de México.