Música contra la violencia

Leer más

Jalisco reconoce oficialmente estudios eclesiásticos; sacerdote capitalino es pionero en título teológico

Para abatir la pobreza, títulos de licenciatura en filosofía y teología. Guillermo Gazanini / Periodista Digital A través de un acuerdo publicado el jueves 9 de noviembre de 2017 en el periódico oficial El Estado de Jalisco, el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, de extracción priísta, ordenó a la Dirección General de Educación Superior, Investigación […]

  • Para abatir la pobreza, títulos de licenciatura en filosofía y teología.

Guillermo Gazanini / Periodista Digital

A través de un acuerdo publicado el jueves 9 de noviembre de 2017 en el periódico oficial El Estado de Jalisco, el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, de extracción priísta, ordenó a la Dirección General de Educación Superior, Investigación y Posgrado de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, la expedición de títulos profesionales de filosofía y teología a cualquier egresado del seminario de la Arquidiócesis de Guadalajara, quienes hayan hecho estudios en el período comprendido entre 1968 a la fecha de publicación del Acuerdo.

Según los considerandos de los “Lineamientos para la validación a través de reconocimiento de estudios a los que se deberán apegar los egresados del Seminario Arquidiocesano de Guadalajara”, el decreto del ejecutivo estatal obedece a una forma de combate a la pobreza misma que puede abatirse al procurar educación de calidad sustentada por documentos oficiales expedidos por autoridades competentes.

“La formalización de la educación, se lee en el documento, en cualquiera de los niveles presenta la posibilidad de reconocer saberes adquiridos de manera autónoma o bien por otras circunstancias y eventos que no hayan derivado en un reconocimiento formal por la vía de emisión de documentos que así lo identifiquen”.

En Jalisco, hay 1640 personas que “no continuaron con la carrera eclesiástica” entendida ésta como la consumación conferida a través de la ordenación sacerdotal. En este sentido, tienen el cúmulo de conocimientos filosóficos o teológicos; sin embargo, los intereses y aspiraciones de estas personas se reduce significativamente “por no ver reconocidos de manera oficial sus esfuerzos…” El objeto es adquirir los títulos que les faciliten la incorporación “a la vida civil sin ningún problema con el agregado que puede ser la experiencia del internado y el conformar un mejor sujeto que regresa a la sociedad a desarrollarse en otros ámbitos”.

El Acuerdo abunda en el reconocimiento del seminario de la Arquidiócesis de Guadalajara como una institución seria y respetuosa al operar planes y programas de estudios de calidad. No sólo se busca una colaboración para expedir documentos a esos 1640 profesionistas filósofos y teólogos, también abre la posibilidad para que cualquier egresado se beneficie de estas disposiciones en virtud de que “el Seminario Arquidiocesano de Guadalajara no realizó trámite alguno para el reconocimiento de validez oficial de estudios hasta el año 1995 por lo que generaciones comprendidas hasta esta fecha no han podido obtener el título que correspondía a sus estudios de nivel superior”.

Los lineamientos comprenden 16 artículos y dos transitorios. En ellos se establece la coadyuvancia entre de las autoridades educativas del seminario y de la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología. A través de una convocatoria, serán invitados los interesados que “presenten los documentos que acrediten la conclusión total de los planes y programas de estudios de las licenciaturas en filosofía o filosofía y teología”. Para la expedición de los títulos, el seminario de la Arquidiócesis queda obligado a entregar bases y datos de sus alumnos egresados en el periodo comprendido en el acuerdo.

Sacerdote de la Arquidiócesis de México, pionero en título teológico

Por mucho tiempo, los estudios teológicos y filosóficos impartidos por seminarios y casas de formación religiosa no tuvieron reconocimiento de validez oficial en México. Un sacerdote o seminarista, con sólida formación en estas ciencias, veía cómo sus conocimientos no eran respaldados por documento oficial dados los resabios del antiguo laicismo que negó esos estudios.

A partir del reconocimiento de la personalidad jurídica de las iglesias, poco a poco algunas universidades eclesiásticas han logrado el reconocimiento oficial y expedición de títulos por esas instituciones y avalados por la Secretaría de Educación Pública.

Sin embargo, destaca un caso particular que es modelo y, podría decirse, pionero en la concesión de un título de teología por la Secretaría de Educación Pública.

El padre Felipe Gerardo Cruz Ávila, sacerdote de la Arquidiócesis de México, inició en 2012 el procedimiento de reconocimiento de estudios filosóficos y teológicos después de la formación sacerdotal. Ordenado en 2004, la experiencia pastoral del presbítero alentó en él a cubrir las exigencias de su ministerio respaldado por un título profesional en las ciencias que había estudiado.

Gracias al apoyo de su obispo, Mons. Antonio Ortega Franco, auxiliar de la Arquidiócesis de México, pudo encauzar sus inquietudes y adentrarse en los entramados de la burocracia de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para explorar la posibilidad de validación por experiencia laboral y conocimientos adquiridos.

Entre marzo y abril de 2013, el padre Felipe Gerardo solicitó a la Dirección de Acreditación y Certificación de la SEP el cotejo y validación de su documentación cubriendo los requisitos que comprendían desde cartas de recomendación avaladas por teólogos hasta el historial académico desde nivel básico.

Fue hasta septiembre de 2013 cuando le fue notificado el inicio del procedimiento administrativo con motivo de la solicitud de acreditación “de conocimientos” en la Licenciatura en Teología bajo el expediente DGAIR / PA / 286 / 218 / 2013. Las exigencias de las autoridades educativas indicaron que el presbítero debería someterse a una serie de evaluaciones aplicadas por la Universidad Pontificia de México, institución que le otorgó el bachillerato pontificio, y que le concedió favorablemente al haber cubierto la totalidad de créditos.

El procedimiento no vería su fin ya que el padre Cruz Ávila debió sortear desde cambios de funcionarios, pago de cuotas y el registro formal en el catálogo de profesiones de la SEP de la licenciatura en Teología. Este procedimiento iniciado por el sacerdote fue entonces un parteaguas en el reconocimiento de la ciencia teológica como licenciatura a nivel secular cosa que ocurrió hasta febrero de 2015 cuando, según explica el padre Felipe, le notificaron del registro formal en la Dirección General de Profesiones de la SEP a fin de expedir el título y cédula correspondientes.

Allanado el camino, sólo quedó esperar la resolución. Fue en marzo de 2016 cuando le notificaron que título y cédula estaban listos para ser entregados. De acuerdo con la resolución de la SEP, y al amparo del Acuerdo secretarial 286, el padre Felipe Gerardo Cruz había adquirido los “conocimientos suficientes a través de la experiencia laboral” por lo que la autoridad resolvió conceder “valor pleno a los estudios realizados por el interesado en la Universidad Pontificia de México”.

Como lo reconoce el propio Cruz Ávila, ese “día de la entrega del título y cédula profesional fue, de verdad, muy conmovedor para mí”. La Dirección General de Profesiones consigna la cédula 09901988 que ampara la profesión de licenciatura en Teología concedida por la SEP de conformidad con los Acuerdos secretariales 286, 328 y 357. Actualmente, el presbítero se prepara para egresar de la licenciatura en psicología, cosa que le servirá para la atención, más cualificada y capacitada, de sus fieles en la colonia Nativitas de la Ciudad de México.

El acuerdo del Estado de Jalisco y este novedoso título del padre Felipe Gerardo demuestran cómo las cosas vienen cambiando en el reconocimiento de la teología y de las relaciones de colaboración entre el Estado y la Iglesia en el marco de la sana laicidad. Aunado a lo anterior, y con un poco de voluntad y tenacidad, cualquiera que haya discernido en esas disciplinas sacerdotales puede avalar sus estudios para que una sociedad cada vez más cuestionante, “les estimule a estar siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de nuestra esperanza (cf. 1 P 3, 15)” (Benedicto XVI, Audiencia general, miércoles 28 de octubre, 2009)