Palabras hastiadas

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Celebran en la Catedral de México la fiesta de Cristo Rey

Carlos Villa Roiz Al concluir el Año Litúrgico con la Fiesta de Cristo Rey, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, recordó que esta celebración pertenece a la Iglesia Universal desde 1925. “La Iglesia actual para entender bien el Reino de Cristo tiene que superar el integrismo tradicional, que quisiera la reconstrucción de […]

Carlos Villa Roiz

Al concluir el Año Litúrgico con la Fiesta de Cristo Rey, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, recordó que esta celebración pertenece a la Iglesia Universal desde 1925.

“La Iglesia actual para entender bien el Reino de Cristo tiene que superar el integrismo tradicional, que quisiera la reconstrucción de una cristiandad al estilo medieval con alianza estrecha entre el poder temporal y el poder eclesiástico. También tiene que superar el radicalismo de las ideologías contemporáneas que esperan la realización del Reino justificando el socialismo o el capitalismo en nombre del evangelio y exigiendo ser socialista o capitalista en nombre de la fe”, dijo.

“Cuánto nos conmueve y nos indigna ver la muerte, la prostitución y el maltrato de pequeños inocentes, y fácilmente somos tentados a proclamar la venganza individual o social pidiendo la pena de muerte, sabiendo que la venganza engendra más violencia, en lugar de decidirnos a ser heraldos de la vida, de la vida humana en primer lugar, pero también de la vida en todas sus expresiones, cuidando más nuestros animales, nuestras plantas, nuestra agua, nuestro aire y todo aquello que nos da vida. Cuánta complicidad encierra el seguir aplaudiendo los proyectos y programas contra la vida humana, cuánta complicidad pesará sobre nosotros si seguimos fomentando la difusión de la violencia. No nos asustemos de cosechar tempestades si estamos sembrando vientos.”

“Cristo Rey nos enfrenta con una serie de realidades que antes se llamaban obras de misericordia y ahora se denominan derechos humanos. Jesús juzgará dignos súbditos de su Reino a los que se hayan preocupado por hacer efectivas en la tierra las exigencias básicas del hombre: el alimento, la vivienda, el vestido, la salud y la libertad. Aquí tenemos la declaración de los derechos humanos con veinte siglos de adelanto y sin ideologías. Pues bien, satisfacer esos derechos, especialmente entre los más necesitados y marginados, constituye el programa del Reino de Cristo. Vestir al desnudo, alimentar al hambriento, cobijar a los sin techo, sanar a los enfermos, liberar a los que de mil formas están encarcelados, es la manera de establecer el Reino de Cristo aquí en la tierra, es la mejor forma de honrar a Cristo Rey.”