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¿De qué se están muriendo los mexicanos? Obispos ofrecen el diagnóstico y la solución

  Vida Nueva Digital Con el objetivo de diseñar un plan pastoral acorde a la problemática de salud por la que atraviesa la población mexicana, la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, a través de su Dimensión de Pastoral de la Salud, realizó el año pasado un análisis para diagnosticar cuáles son las enfermedades que […]

 

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Con el objetivo de diseñar un plan pastoral acorde a la problemática de salud por la que atraviesa la población mexicana, la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, a través de su Dimensión de Pastoral de la Salud, realizó el año pasado un análisis para diagnosticar cuáles son las enfermedades que están desencadenando un alto índice de decesos en el país.
De acuerdo con el diagnóstico, son tres las enfermedades a las que se debe poner atención específica por provocar silenciosamente la muerte de miles de personas cada año; estas son: la diabetes, la obesidad y el cáncer. El estudio revela que estas enfermedades, al ser crónico-degenerativas, requieren una atención médica dedicada y especializada.

La importancia de prevenir
De acuerdo con un documento publicado la semana pasada por la Conferencia del Episcopado Mexicano, titulado “¿De qué están muriendo los mexicanos? Una propuesta integral para evitar que las instituciones de salud colapsen”, después de conocer lo anterior, se determinó que la solución para combatir eficazmente la tendencia hacia estas tres enfermedades es la prevención.
Revisando las políticas públicas en materia de salud –señala el estudio– se determinó que parte importante del problema tiene que ver con la distribución del presupuesto aprobado para este rubro. Y es que, en países desarrollados se destina un porcentaje mayor al 60% únicamente para la prevención de las enfermedades, y un 30% a la atención de servicios médicos.
En México sucede lo contrario: el porcentaje que se utiliza en la atención de enfermos es mucho mayor al 70%, mientras que la prevención ocupa un porcentaje menor. “Es comprensible que esto suceda cuando en la conciencia de las personas no se asume que el cuidado de la salud es responsabilidad de cada uno”, señala.
Frente a esta realidad, la CEM instó el año pasado a la Cámara de Diputados a escuchar las diversas voces que pedían no recortar el presupuesto en servicios de salud. “La Cámara de Diputados tuvo a bien tomar en cuenta ésta y otras recomendaciones más, y no hubo recorte al presupuesto”.

Un plan de prevención desde la Iglesia
Fue en este contexto que, en enero de 2017, la CEM presentó un plan integral de salud que pretende ser una respuesta a la sociedad mexicana para combatir la diabetes, la obesidad y el cáncer, principalmente mediante la prevención.
La estrategia contempla, en primer lugar, una sectorización geográfica, y para ello se cuenta con la colaboración de los representantes de las 18 Provincias Eclesiásticas, quienes son los responsables de realizar un análisis de la situación de salud por la que atraviesan las distintas zonas.
A este equipo se suman los agentes de Pastoral de la Salud que ya ejercen algún apostolado en la Iglesia en favor de los hermanos enfermos.
Punto fundamental del plan es la Campaña Nacional de Prevención de Pastoral de la Salud, que tiene por objetivo concientizar y prevenir sobre la importancia de una cultura de salud en beneficio individual y colectivo, a partir de tres fases denominadas: concientización, activación y transformación, para que los niños y adultos aprendan de manera dinámica y práctica el concepto vida saludable.

La salud es responsabilidad de uno
La primera fase de la campaña consiste en realizar un trabajo de concientización directamente con la niñez a través de Jornadas de Salud Infantil. La razón de elegir a los niños para abordar esta primera fase es porque se estima que, de continuar con esta tendencia, en 30 años las instituciones modificarán el acceso a la salud y se prevé un colapso en las instituciones que brindan atención médica.
Actualmente las sesiones se llevan a cabo en algunas escuelas de inspiración católica, pero se pretende llegar a todo México.
La segunda fase se enfoca a desarrollar en el individuo una salud integral. Una cartilla de salud escolar es el medio a través del cual el niño, pero también el adulto, pueden llevar el control diario de las cosas buenas que se hacen para cuidar el cuerpo.
Algo de lo más destacable de esta fase es incluir a un promotor familiar de la salud en cada familia. Este integrante asume voluntariamente la tarea de coordinar y motivar dentro de la célula familiar las actividades de prevención de salud, así como la supervisión del estado físico y mental de cada uno de los miembros, procurando su bienestar.
De esta manera la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Salud en México ha comenzado a aplicar con éxito este plan de prevención, con el apoyo de organizaciones como el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, la asociación civil Ad Salutem A.C. y la Fundación Vértice Querétaro, entre otras.
Monseñor Alfonso Miranda, secretario general de la CEM, explica en el estudio que pese a que el plan de salud integral está siendo aplicado con mucho éxito, es necesario que todos los actores de la Iglesia y de la sociedad en general participen de forma más activa para llevar a cada rincón del país el material de la campaña que puede significar la clave para la disminución en los índices de estas enfermedades mortales.