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El maestro del Papa Francisco: Juan Carlos Scannone

Se cumplió un mes de la muerte de Scannone, destacado teólogo y filósofo sacerdote jesuita, quien impartió clase a Jorge Bergoglio antes de que fuera Papa

26 enero, 2020
El maestro del Papa Francisco: Juan Carlos Scannone
Juan Carlos Scannone, sacerdote jesuita y teólogo. Foto: LOR

El 27 de diciembre se cumplió el primer mes de la muerte del Padre Juan Carlos Scannone SJ, sacerdote jesuita argentino. Él ha sido un creyente sencillo y un hombre sabio; un entusiasta incansable y un vinculado vinculante; para mí, un amigo generoso durante treinta y cinco años, lo que podrían decir sus muchos amigos en los distintos continentes; para todos, un gran pensador argentino y latinoamericano, reconocido por muchas instituciones académicas eclesiales y civiles del mundo.

Durante décadas fue profesor, decano de la Facultad de Filosofía y también Rector del Colegio Máximo de San Miguel, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Antes, en 1957, durante su etapa de ejercitación como “maestro”, vivió en el seminario arquidiocesano de Buenos Aires -entonces a cargo de la Compañía de Jesús – y fue profesor de griego del seminarista Jorge Mario Bergoglio.

Comenzamos a conversar a mediados de los años ochenta, si bien yo leía los artículos que publicaba desde 1972 en la revista del cias, el Centro de Investigación y Acción Social de los jesuitas en Buenos Aires. En 1986 me invitó a formar parte de un Proyecto de investigación interdisciplinario e internacional sobre la Doctrina social de la Iglesia en América Latina, que codirigió con el Prof. Dr. Peter Hünermann de Tubinga.

Juntos editamos varios volúmenes sobre el tema en el país y en la región. Desde entonces, aquí y allá, participamos en incontables reuniones y congresos. En 1996, en Vallendar, Alemania, compartimos el memorable encuentro de teólogos latinoamericanos sobre El futuro de la Teología en América Latina en Alemania, presidido por el cardenal Joseph Ratzinger.

Desde la alegría del Evangelio

Desde que existe el correo electrónico, nos hemos intercambiado casi todos nuestros trabajos inéditos y publicados. Además, sin acordarlo, citamos nuestros textos, como un gesto de honestidad intelectual y reconocimiento agradecido. La palabra de Scannone siempre daba mucho qué pensar —parafraseando a Paul Ricoeur— e iluminaba sin encandilar desde la alegría del Evangelio.

Por eso le pedí que me acompañara como vicepresidente de la Sociedad Argentina de Teología en mis primeros mandatos al frente de esa institución, desde 1998 hasta 2004. Su prudencia iba de la mano de su audacia.

La mediación entre ambas surgía de su capacidad de discernimiento espiritual y su apertura a la conversión afectiva —intelectual, moral y religiosa— que exponía en línea con Bernard Lonergan. Ya en 1959, en su primer artículo, comentó el voluminoso Insight, la gran obra filosófica del canadiense. Él ha sido uno de los pocos argentinos que estudió a fondo a aquel gran pensador jesuita.

Un gran teólogo y humanista

El Padre Juan Carlos tenía un vasto saber humanístico, filosófico y teológico. Conocía el pensamiento de muchos grandes filósofos del pasado y el presente, su erudición iba de la mano de su creatividad. Su lúcida mirada de fe, que potenciaba el ejercicio de su poliédrica racionalidad, iba de la mano de su corazón pastoral, como se percibió durante años en la Eucaristía dominical que celebraba en el Barrio Manuelita de San Miguel, en una de las tantas periferias del Gran Buenos Aires.

Este no es el lugar para comentar su gran producción filosófica y teológica, expresada en muchos libros y artículos. Desde fines de los años setenta Scannone se convirtió en el mayor difusor internacional de los aportes de la teología de Lucio Gera y de una corriente teológica-pastoral surgida en nuestro país, como reconocí en 1990 al presentar la teología de su libro Evangelización, cultura y teología.

A principios de esa década ya planteó la conversión a los pobres como un nuevo punto de partida de una filosofía latinoamericana centrada en la lógica de la gratuidad, como recordó Francisco en la encíclica Laudato si’ (ls nota 117).

Con motivo de los 80 años de Scannone, convocado por sus hermanos de las Facultades de Teología y de Filosofía de la Compañía de Jesús en Argentina, escribí un extenso ensayo sobre su más reciente pensamiento filosófico, titulado “Historia, filosofía y religión. Un diálogo teológico con el ‘nuevo pensamiento’ filosófico del ante-último Scannone”.

Scannone ha sido el autor argentino con más artículos teológicos y filosóficos publicados en distintos países.

Al servicio de la teología

Él prestó muchos servicios a nuestra teología. Nombro varios: recapitular, discernir y vincular los aportes de las líneas teológico-pastorales latinoamericanas centradas en la cultura y el pueblo, y en la liberación y los pobres; hacer una hermenéutica de la sabiduría y la piedad católica popular latinoamericana y, al mismo tiempo, de la religión como dimensión última de la cultura; comprender teológicamente representaciones y conceptos surgidos en la vida pastoral, las ciencias del hombre, la sociedad y la cultura, la filosofía universal y la teología contemporánea; interpretar los aportes del magisterio universal, conciliar y pontificio, y las enseñanzas del episcopado latinoamericano, especialmente en las conferencias de Puebla, Santo Domingo y Aparecida; asesorar a la Iglesia latinoamericana en distintas instancias y documentos; profundizar la opción preferencial por los pobres en una evangelización liberadora que incluye la promoción humana y el desarrollo integral en la justicia y el amor; presentar el pensamiento de grandes teólogos de la Argentina y también de los exponentes de nuestras nuevas generaciones; vincular autores y pensamientos de la filosofía y de la teología; formar y coordinar grupos de filosofía y cultura; gestar un pensamiento social de la Iglesia situado e interdisciplinario; pensar la fe y la historia buscando el logos amoris et misericordiae; enseñar los tratados referidos a Dios en la teología filosófica y en la teología trinitaria; diseñar contribuciones epistemológicas y metodológicas a la teología, en especial a la teología latinoamericana; cooperar a gestar un pensar teológico inculturado, en especial de la teología del Pueblo de Dios en los pueblos.

En los últimos años, a través de numerosas publicaciones, el Padre Scannone ayudó a comprender el pensamiento y el magisterio del Papa Francisco. Basta citar su último libro “La teología del pueblo. Raíces teológicas del Papa Francisco”, traducido a varias lenguas, que ayuda a conocer la teología argentina contemporánea.

Hemos discutido varias veces sobre el nombre más conveniente a nuestra perspectiva teológica. Yo prefiero llamarla teología del Pueblo de Dios, de los pueblos y las culturas, de la piedad y la pastoral popular, porque nuestro pensamiento teológico contemporáneo incluye una eclesiología, una teología de la historia, la cultura y la religión, y una teología pastoral.

El 4 de octubre expusimos juntos en Roma en un congreso por los cuarenta años de la Conferencia Episcopal realizada en Puebla, México. A principios de noviembre sufrió un accidente cerebrovascular mientras se preparaba para viajar a Italia para recibir el doctorado Honoris causa de la Universidad Sophia.

Días antes, Francisco le hizo llegar un saludo por ese doctorado, en el cual reconoce la fecundidad de su servicio a la Iglesia, los pueblos, la filosofía y la teología desde América Latina.

En su último escrito, aún inédito, Juan Carlos pensó el misterio de la Trinidad como clave de una metafísica de la unidad plural en diálogo con la ontología trinitaria de Klaus Hemmerle. Allí se refirió también a la communio sanctorum, que es la comunión de los santos a través de la comunión en lo santo, en las realidades santas, en la santidad del Dios-Amor, en el Dios tres veces santo. Ahora descansa en la paz del corazón de Dios y nos acompaña en la comunión de los santos.

Por Carlos María Galli

*Decano – Facultad de Teología Pontificia Universidad Católica Argentina



Autor

L'Osservatore Romano, el periódico del Vaticano. Edición para México.