Semana Santa: Tiempo de esperanza
Para los cientos de millones de fieles católicos la Semana Santa es un momento de reflexión, una oportunidad para recordar la vida de Jesús de Nazaret
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De acuerdo con diversos expertos las primeras normas para la celebración de la “Pascua Cristiana” se definieron durante el Primer Concilio de Nicea en el año 325, con el objetivo de dar solución a la confusión entre las visiones de la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría, estableciendo que la Pascua ha de celebrarse siempre el domingo posterior a la primera luna llena de la primavera boreal.
Es así que el pasado 13 de abril se celebró el domingo de ramos evento que marca el inicio de la Semana Santa, esta es una de las fechas más significativas dentro del calendario litúrgico.
Nuevamente su Santidad volvió a sorprender a los fieles y a la sociedad en general, al aparecer en la Plaza de San Pedro al final de la celebración presidida por el cardenal Leonardo Sandri e incluso permaneció durante unos minutos saludando y aunque sus palabras fueron breves: “¡Buen domingo de Ramos, buena Semana Santa!”, éstas se encuentran cargadas de esperanza y de una cada vez más palpable confianza de recuperación.
Durante la conmemoración el Cardenal Sandri leyó la homilía escrita por el Papa Francisco, en esta nos exhorta a seguir los pasos de Simón de Cirene, quien nos enseña que Jesús sale al encuentro de todos, en cualquier situación. Cuando vemos la multitud de hombres y mujeres que manifiesta odio y violencia en el camino del Calvario, recordemos que Dios transforma este camino en lugar de redención.
Y es que en una sociedad donde la indiferencia pareciera ser una epidemia, es necesario que recordemos que: “La pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado […] llevemos la cruz; no al cuello, sino en el corazón.”
Semana Santa es quizá de las conmemoraciones más celebradas a lo largo del mundo y la figura de Jesús una de las más icónicas, y es que, a través de sus bienaventuranzas, parábolas y milagros transformó el estilo de vida y se convirtió en un nuevo referente a través del propio ejemplo.
Para los cientos de millones de fieles católicos la Semana Santa es un momento de reflexión, una oportunidad para recordar la vida de Jesús de Nazaret, la cual estuvo dedicada al servicio, quien sustituyó el resentimiento por amor, y quien nos enseñó que la benevolencia y la empatía son un parteaguas en un mundo cada vez más marcado por el odio y la violencia.
Es cierto que la Semana Santa se identifica con el duelo, pero eso no significa que éste se traduzca en lamento; debe instar a la reflexión, a los silencios que nos permitan pensamientos más profundos sobre la forma en la que amamos al prójimo, tiene que impulsarnos a resignificar nuestro hogar, a escuchar a nuestros seres queridos, a mirarlos llenos de aquella esperanza que, en ocasiones, una vida frenética nos impide sentir; pero sobre todo, a recordar que es la única manera de vencer el rencor y la indiferencia.
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El autor es analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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