León XIV a políticos: “Necesitan tener valentía”
No se trata solo de votar cada cierto tiempo, sino de participar activamente en el debate público, en la exigencia de eficientes obras y servicios
Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
En un mundo cada vez más fragmentado, el rol de los políticos debería ser el de referentes éticos, guías comprometidos con el bien común; sin embargo, la realidad pinta un panorama desolador: muchos han abandonado la guía moral, priorizando la impunidad y la corrupción sobre el servicio genuino a la sociedad.
Lo anterior es síntoma de una crisis profunda que amenaza las bases de la democracia; hoy es necesario que reformulemos el papel de los servidores públicos como bien dijo el Papa León XIV el pasado 28 de agosto en el Vaticano: “Ante los numerosos desvíos de todo tipo que viven nuestras sociedades occidentales, no podemos hacer nada mejor, como cristianos, que volvernos hacia Cristo y pedir su
auxilio en el ejercicio de nuestras responsabilidades”.
Además, el Papa León XIV instó a la delegación de representantes políticos de Francia: “Vuelvan a sus compromisos cotidianos fortalecidos en la esperanza, más decididos a trabajar por la construcción de un mundo más justo, más humano, más fraternal, que no puede ser sino un mundo más impregnado del Evangelio”.
Se debe reconocer que la política no es un ámbito aislado de la ética cristiana y aunque muchos parecen haberlo olvidado y en lugar de enfrentar temas como la violencia, la inseguridad, la precariedad, las redes de drogas y el desempleo optan por caminos que continúan incrementando la desigualdad y el abuso de poder.
Tristemente, escándalos como los de sobornos en contratos públicos, evasión fiscal o nepotismo en altos cargos no son excepciones, sino patrones que revelan una normalización de la impunidad, es así que su Santidad enfatiza que el cristiano responsable se apoya en la virtud de la caridad, un don divino que impulsa a amar el bien común y buscar el bienestar de todos.
Hoy lo que hace falta es unidad, educación y cultura, así como líderes que profundicen en la doctrina social de la iglesia; no se trata sólo de retomar el amor al prójimo, sino que como dice el Papa León XIV que también los servidores tengan valentía de decir “no, no puedo” cuando la verdad o la justicia estén en juego.
Y aunque es precisamente esta decisión ética lo que tanta falta hace, también es necesario que como sociedad nos involucremos, porque la participación política de los ciudadanos puede convertirse en un antídoto contra la apatía y la corrupción.
No se trata solo de votar cada cierto tiempo, sino de participar activamente en el debate público, en la exigencia de eficientes obras y servicios y en la rendición de cuentas, ya que esta implicación fortalece la democracia, propiciando que las decisiones de los servidores públicos se enfoquen hacia el bien común y no hacia intereses particulares.
En un mundo donde la corrupción parece norma, recordemos que el verdadero poder radica en el servicio desinteresado; es momento de que los políticos escuchen y actúen, antes de que el descontento y la decepción lleguen a un punto irreversible.
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