Evangelio 1 de diciembre 2024: "Se acerca la liberación"

Leer más

Esta es la historia de las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe

¿Sabes cuál fue la primera peregrinación de la historia al Cerro del Tepeyac? Aquí te lo contamos.

13 enero, 2022
Esta es la historia de las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe
Estandarte de la Virgen de Guadalupe. Foto: María Langarica

La Arquidiócesis Primada de México prepara su peregrinación anual a la Basílica de Guadalupe, con la que inician este 2022, las demás peregrinaciones de todas las diócesis de México.

Estas peregrinaciones, en las que participan las más de 80 diócesis del país, encuentran su raíz en las peregrinaciones que comenzaron a ocurrir cuando terminó la Guerra Cristera que tuvo lugar de 1926 a 1929, y en la que los templos estuvieron cerrados por la inseguridad que imperaba durante la persecución religiosa.

La primera peregrinación

de los acontecimientos guadalupanos de diciembre de 1531, Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, ordenó que se edificara una ermita en el Tepeyac, que se hizo de adobe; dos semanas después, y el 26 de diciembre, el ayate de San Juan Diego con la imagen estampada de la Virgen de Guadalupe fue llevada a su Casita Sagrada en una solemne procesión.

En esta primera peregrinación que partía de la Ciudad de México hacia el Tepeyac, ocurrió el primer milagro de la Virgen de Guadalupe, cuando sanó a un indígena que accidentalmente había recibido un flechazo, durante una escaramuza festiva que realizaban los indígenas.

Según la tradición oral, al año siguiente se dio la primera peregrinación que provino de Azcapotzalco. En el Mapa de Upsala, que data de 1555, están dibujadas algunas veredas que pasan por el Tepeyac, y en sí, este sitio formaba parte de la ruta de la plata, de modo que era visitado cada año, no tan solo por los nativos, sino por mestizos y españoles. En el Tepeyac se hospedaban los virreyes, antes de entrar a la Ciudad de México.

La historia registra incontables peregrinaciones espontáneas y solemnes procesiones al Tepeyac, con la participación de autoridades civiles y eclesiásticas y por supuesto, la gente común que acudía al santuario, para implorar a La Morenita, lo mismo cosas domésticas y familiares que asuntos tan relevantes, como fue la que tuvo lugar el 21 de septiembre de 1629 cuando trajeron a México la tilma de Juan Diego para implorar que cesara la inundación de la ciudad.

Otra fecha importante fue el año 1675, cuando se aprobó la construcción de 15 monumentos sobre la Calzada de los Misterios, y 1739, cuando a causa de una epidemia se pusieron bajo el amparo de la Virgen la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Guanajuato, Oaxaca, Aguascalientes, Guadalajara y Guatemala, y declaran a la Morenita Patrona de Nueva España.

De acuerdo con los historiadores, las peregrinaciones comenzaron en Nueva España después de la muerte de Fray Martín de Valencia en 1534, quien vino al frente de los primeros 12 franciscanos. Fray Martín de Valencia tenía fama de ser un hombre virtuoso y santo, de modo que los propios misioneros organizaban las peregrinaciones a su sepulcro, en Amecameca, en el actual Estado de México.

El santuario mariano más visitado

Si bien, a lo largo de la historia, han existido santuarios que anualmente reciben grupos numerosos, ninguno se acerca a lo que ocurre en el Tepeyac, el santuario mariano más visitado del mundo con una cifra superior a los 22 millones de fieles al año.

Las peregrinaciones al Tepeyac las han ido de la mano de la historia de México, pues lo mismo la gente ha acudido durante la lucha por la Independencia nacional, las invasiones extranjeras, la Revolución Mexicana y en un sinfín de circunstancias. A la Virgen Morena no solo acuden los fieles para pedir favores, sino para dar las gracias por los mismos, y sobre todo, por el gusto de visitar a la amorosa Madre del cielo.

De acuerdo con la historiadora Rita Valero, la Arquidiócesis de México viene organizando peregrinaciones frecuentes desde 1839.



Autor

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.