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Sacerdotes COVID-19 en Cuernavaca: “Respondimos al llamado de Dios”

9 junio, 2020
Sacerdotes COVID-19 en Cuernavaca: “Respondimos al llamado de Dios”
Ocho sacerdotes de la diócesis de Cuernavaca atienden espiritualmente a enfermos de COVID-19. Foto: Cortesía p. Olivera Mavil

El amor a Dios y al prójimo guió a ocho sacerdotes de la Diócesis de Cuernavaca a responder a Su llamado y prepararse para dar asistencia espiritual a pacientes de COVID-19 en hospitales y casas.

“Respondimos voluntariamente a Dios y a nuestro Obispo, monseñor Ramón Castro Castro, para hacer este servicio en los hospitales. No somos héroes, lo hacemos por amor a Dios, al prójimo y a nuestra vocación. Estamos haciendo lo que nos toca”, señala en entrevista con Desde la fe el padre Edgar Olivera Mavil, párroco de la Resurrección de Jesús, en Atlacomulco.

A decir del padre Edgar Olivera, la paciencia para esperar que los hospitales les dieran permiso de ingresar y el esfuerzo para conseguir el equipo de bioseguridad, fueron las principales pruebas que tuvieron que sortear para finalmente comenzar su labor el pasado 3 de junio.

El presbítero considera que Dios los estuvo preparando durante el tiempo de espera.

 

Sólo los hospitales del IMSS 1 y 5 de Cuernava aceptaron el servicio esíritual de los sacerdotes: Foto: Cortesía p. Olivera Mavil.

Sólo los hospitales del IMSS HGR No. 1, en Cuernavaca, y HGZMF 5, en Zacatepec, han aceptado el servicio espiritual de los sacerdotes: Foto: Cortesía: Padre Olivera Mavil.

El proceso de capacitación

Los obstáculos iniciaron desde que la Diócesis comenzó a enviar peticiones a los hospitales para prestar el servicio de atención espiritual a los enfermos. Finalmente, el Hospital General Regional 1 -en Cuernavaca- y el Hospital General de Zona/MF 5 -en Zacatepec-, ambos del IMSS, atendieron las peticiones.

“Después de los trámites burocráticos, comenzamos a buscar el equipo de seguridad; nos sentimos muy confiados, pues estamos en zona industrial. Pero justo cuando nos dieron luz verde en esos hospitales, la pandemia iba en aumento. Un mes antes del pico de contagios, habíamos hecho un pedido de 100 batas a un proveedor; las compramos gracias al apoyo de los fieles para poder donarlas a los hospitales. Fuimos entonces a preguntar y gracias a Dios aún tenían batas disponibles”.

La paciencia fue la virtud que más practicaron en ese tiempo previo de preparación. “Pero Dios nos había puesto estas pruebas para saber si estábamos dispuestos a continuar con el servicio que voluntariamente habíamos aceptado”, comenta el padre Edgar. 

Foto: Cortesía p. Olivera Mavil.

Foto: Cortesía p. Olivera Mavil.

“Tomamos cursos virtuales, pero la prueba más difícil fue la capacitación presencial con médicos del IMSS para aprender a revestirnos. Cuando la fecha de nuestro servicio estaba cerca, todos teníamos temor. También pensábamos en la angustia que generaría en nuestras familias, pues ellos no estaban enterados de esta misión”, relata el sacerdote del decanato de María Madre de Dios.

Lee: Capellanes COVID-19: Sacerdotes que llevan esperanza a hospitales

Monseñor Ramón Castro presidió la Misa de envío el 2 de junio, los ocho sacerdotes fueron encomendados a Dios para que pudieran ser instrumento de Su Gracia.

“A cada uno, nuestro Obispo nos escribió una carta pastoral; en la mía me decía que esperaba que esta experiencia motivara muchas vocaciones, ‘pues el sacerdote (en estos tiempos) se había quedado en la iglesia’, así que esto es un aliciente para que los jóvenes quieran estar en los lugares donde se les requiere”.

Oración de los sacerdotes con el personal médico del IMSS de Cuernavaca. Foto: Cortesía p. Oliver Mavil

Oración de los sacerdotes con el personal médico del IMSS de Cuernavaca. Foto: Cortesía p. Olivera Mavil

El primer día de servicio

El nerviosismo imperaba en los ocho sacerdotes; no obstante, el concelebrar la Misa de envío les había dado la fuerza espiritual para enfrentar el primer día de su misión espiritual.

“Nos revestimos, y antes de entrar a la sala COVID hicimos una oración con el personal de salud. Nos esperábamos un panorama apocalíptico. Pero no percibí un lugar de muerte, tristeza o dolor; el espíritu que impera en esos hospitales es hermoso, pues el personal está lleno de optimismo para superar esta pandemia. No obstante, tienen incertidumbre porque no cuentan con el equipo necesario para evitar un contagio del personal médico; sin embargo, eso no les impide entregarse a su vocación”, señala el padre Olivera Mavil.



Asegura que su misión pastoral fue muy providencial, pues recientemente el Vicario General de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral Nájera, confirmó que hospitales en el estado han negado el acceso a sacerdotes para visitar a pacientes con COVID-19,  por miedo a que se contagien.

“Hubo varios padres que querían ayudar, pero por su salud o por su edad no tuvieron la posibilidad. Es un momento muy difícil para todos y nos duele mucho no poder acompañar a todos los enfermos. No obstante, creo firmemente que si ayudo a uno solo a reconciliarse con Dios antes de morir, eso significa que mi sacerdocio ha valido la pena”.

El perfil de los voluntarios

De acuerdo con Monseñor Ramón Castro Castro, desde el inicio de esta convocatoria se descartó al 60% de los sacerdotes de su Diócesis, pues de acuerdo con el Protocolo de Atención Espiritual a los Fieles durante la Contingencia Sanitaria por el COVID-19 de la CEM, los sacerdotes no deben rebasar los 55 años, ni padecer enfermedades como diabetes, hipertensión y cáncer.

“Originalmente eran 10 sacerdotes, pero en las semanas de preparación uno tuvo problemas de hipertensión y otro ya no pudo tomar el curso de capacitación final que les impartieron médicos del IMSS”, informó el obispo de Cuernavaca en entrevista con Desde la fe.

Los sacerdotes que prestan sus servicios espirituales, junto con el sacerdote Olivera Mavil, son: los padres Héctor Rodríguez Campuzano, del Decanato de Santiago Apóstol; Heriberto Jiménez Enríquez, del decanato de Guadalupe; Mario Jesús Pulido Pulido y Cristian Arroyo Delgadillo, del Decanato de San Francisco.

Los padres José Abraham Cruz Mejía, del decanato de San Felipe; Edgar Morales Oliver y David Zagal Maldonado, del decanato de Nuestra Señora de los Milagros.

“Dios ha sacudido la conciencia de toda la humanidad, lo que trae consigo un cambio de vida, el acercamiento a la santidad y las implicaciones para una verdadera conversión. Nosotros, en la Diócesis, nos dimos cuenta de que estábamos desperdiciando otros medios pastorales, como las redes sociales, para acercarnos a las personas, sobre todo a los jóvenes, quienes necesitan conocer a Dios en profundidad. Sin duda, nuestra pastoral dará un giro hacia ese sentido”, puntualiza el obispo.

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