¿Es congruente ser cristiano y vivir deprimido?

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Cine: Cyberbully

“Tus acciones tienen consecuencias” Antonio Rodríguez Como muchos adolescentes, la vida de Casey Jacobs se diluye entre likes y dislikes. Prácticamente su rutina es siempre la misma: llegar a casa y encerrarse en su recámara; prender la computadora y subir el volumen de la música. Su habitación es su mundo. Ahí es donde se siente […]

  • “Tus acciones tienen consecuencias”

Antonio Rodríguez

Como muchos adolescentes, la vida de Casey Jacobs se diluye entre likes y dislikes. Prácticamente su rutina es siempre la misma: llegar a casa y encerrarse en su recámara; prender la computadora y subir el volumen de la música. Su habitación es su mundo. Ahí es donde se siente cómoda subiendo fotografías y videos a las redes sociales, escribiendo tuits y retuiteando lo que considera interesante. Su teléfono móvil es una extensión de su brazo; al escribir, sus dedos parecen tener pensamientos propios.

Un día Casey nota que su computadora no obedece sus órdenes; las canciones se cambian y las ventanas emergentes se cierran y abren ante su mirada atónita. De pronto, una ventana de diálogo se despliega y saluda a la joven; ella asume que se trata de uno de sus amigos de la escuela debido a la fotografía que tiene como avatar, pero conforme la conversación avanza, la chica se da cuenta que no es ningún conocido con quien está intercambiando mensajes, sino con un hacker dispuesto a hurgar en lo más profundo de su intimidad. Mientras la película avanza, este supuesto acosador va desenmascarando a quien, hasta ese momento, parecía ser una dulce chica.

Cyberbully (2015), en poco más de una hora –y con una sola protagonista en pantalla, Maisie Williams– logra mucho en torno al tema del acoso escolar. El filme de Ben Chanan, parece recordar un triste episodio, aunque lo plasma desde otro ángulo. En 2012, Amanda Todd –una chica de quince años– realizó un video para YouTube, en el cual, mediante cartones con diversas frases, explicaba el acoso que sufrió después de que un hacker envió a su familia, amigos y compañeros de la escuela fotografías que mostraban partes desnudas de su cuerpo. Ella se suicidó un año después.

El acoso cibernético nunca se queda en el ciberespacio, se materializa. Por ello, cuidar lo que se publica y comparte en internet es una acción sensata, ya que lo que pareciera un simple jugueteo, podría terminar con la vida de una persona.