Cultura Bíblica: Características de un pastor con olor a ovejas
Mons. Salvador Martínez Evangelio Dominical En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el […]
Mons. Salvador Martínez
Evangelio Dominical
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi Padre”. (Jn 10,11-18).
Este domingo leemos la segunda parte del discurso de Nuestro Señor Jesucristo, conocido como el discurso del Buen Pastor. Las características que Jesús menciona directamente son seis: dar la vida, conocer a las ovejas, ser conocido por las ovejas, conducir a las ovejas, estar en comunión de amor y obediencia con Dios Padre. Las características mencionadas indirectamente son dos: tener una relación de pertenencia amorosa con las ovejas, tener poder para vivir más allá de la muerte. De todas estas características la que más resalta es el don de la propia vida, la cual es mencionada cuatro veces. La articulación de esta característica con las demás es bastante clara, en primer lugar, en los versículos 11 y 12, el Señor nos lleva a suponer que el don de la propia vida es consecuencia de la pertenencia amorosa que existe entre Jesús y los discípulos (sus ovejas).
Por contraste, en estos mismos versículos se menciona al asalariado que no da la vida, sino huye ante la presencia del lobo porque las ovejas no le pertenecen. El segundo vínculo de dar la vida es el conocimiento; para Nuestro Señor, a lo largo de todo el evangelio de San Juan, el conocimiento es fruto de la fe y el amor. Muchos de sus opositores que nunca llegaron a comprender que de verdad Jesús era el Hijo de Dios son acusados por Jesús de no creer en Él y quererlo matar. Por tanto en los versículos 14 y 15, Jesús dice que da su vida por las ovejas porque las conoce y es conocido por ellas así como el Padre conoce al Hijo y éste conoce al Padre.
Pero el vínculo más sorprendente del don de la propia vida es el que hace Jesús en los versículos 17 y 18 porque se vincula el don de la propia vida al poder de poder retomarla de nuevo. Esto no deja lugar a dudas, Jesús hablaba de su propia muerte y de su futura resurrección. Esto el Señor lo enfocó como cumplimiento de la orden recibida del Padre.
Para concluir retomamos las características negativas de quien no es buen pastor, estas serían: se trata de alguien que trabaja por una remuneración económica, se trata de alguien que no siente aprecio por el rebaño pues no le pertenece, se trata de una persona que huye ante los peligros que acechan a las ovejas. Con este discurso podemos notar cuál ha sido la fuente de inspiración del Papa Francisco al hablar de pastores con olor a oveja.