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Ángelus Dominical

P. Eduardo Lozano QUIERO COMENTAR A MIS amables lectores que en su origen -¡todavía me acuerdo!- las galletas de animalitos en realidad eran de dinosaurios, mamuts, pterodáctilos y tiranosaurius rex; ya pasados los siglos y por ahí de 1960 tenían forma de osos, perros, camellos, elefantes y tortugas; ya iniciado el siglo XXI las galletas de animalitos debieron tomar forma de tamagotchis y pokemones pero algo habrá pasado con la tecnología o la mercadotecnia que yo sigo comiendo osos, perros, camellos y tortugas en forma de galletas… NO ME CREAN tan de prisa, pero sospecho que los productores y comerciantes ya estarán viendo de qué modo volver a vendernos lo que en otro tiempo fue moda contundente; hasta inventan palabras para poner celofán a las antigüedades: estilo “retro”, “vintage”, “neocolonial”, “neomodernista” y vaya Usted a saber qué otras tácticas utilizarán… SIN DUDA QUE SON bonitos los cambios pues renuevan el entorno, espantan la rutina, dan cauce a la imaginación y creatividad, nos disponen a adaptarnos a nuevas realidades; y también es bello seguir una costumbre, una tradición, un estilo arraigado y probado por los años, pues ahí encontramos seguridad, ahí se hace patente la historia, ahí el pasado de alguna manera se perpetúa; pero cambiar por cambiar o quedarse en el pasado sólo por terquedad, como que no va… UNA OCASIÓN JESÚS DIJO: “todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante a un padre de familia que va sacando de sus arcas lo nuevo y lo viejo”; es San Mateo quien nos reporta dicha expresión (13,52) y yo quiero aplicarla a este tiempo de Adviento, pues lo mismo sacamos el “nacimiento” que nos heredó la abuela o también andamos buscando alguna novedad aunque venga de China, de Suiza, o de Metepec… TIEMPO DE ADVIENTO es preparación y espera, ¡sí!, pero también es revisión y recuerdo: celebramos a Jesús que nace pero recordamos el ansia de los profetas, nos alegramos por el cumplimiento de las promesas y nos disponemos a la novedad del Evangelio; como que en una mano tenemos firme el pasado y en la otra estamos abiertos al futuro… HAY QUIENES SE SIENTEN bien yendo del tingo al tango, de la seca a la meca, constantes vagabundos pata-de-perro, gitanos con el gusto de no tener arraigo, cazadores de novedades, infinitos revolucionarios con inquietudes revoltosas; hay quienes se sienten bien con lo que repiten día a día, mes a mes, año con año, siempre lo mismo, siempre-lo-mismo, siemprelomismo, felices con la seguridad de sus nichos de confort, que no les hagan olas, gustosos en su añeja tradición, momias vivientes sin gusto por lo nuevo, viva imagen de un pasado como la música de 6,20 que llegó para quedarse… TIEMPO DE ADVIENTO es resumen de todo el Antiguo Testamento pero también es propuesta de la Nueva Alianza; es tiempo de ver el árbol en su conjunto: con las raíces profundas y firmes en la tierra oscura, y con los renuevos atrevidos que quieren llegar al cielo; me gusta el Tiempo de Adviento porque aunque ya estoy viejito sigo con las ganas y la ilusión de un joven veinteañero que se dispone al futuro: Adviento es el “ayer” ansioso de un “mañana”… YO SÉ QUE EN TU CASA pondrán el “nacimiento” y ojalá que le añadan un tono o intención nueva; harán el ponche de siempre y ojalá lo enriquezcan con algún ingrediente nuevo; tal vez será el platillo navideño acostumbrado pero acompañado por la novedad de la nieta que hace pininos en la cocina… Y LO QUE DIGO para lo práctico y lo ambiental, también lo quiero aplicar a lo vivencial y espiritual: es tiempo de resumen y cambio, de revisión y novedad, de arraigarse en lo valioso del pasado pero abiertos y disponibles a lo bueno que nos trae el futuro… “YO NO HE VENIDO –dijo Jesús- a abolir la Ley y los Profetas sino a darles plenitud” (Mt 5,17) y en ese sentido va mi invitación en el segundo domingo de Adviento (que es hoy): mucho hemos recibido de nuestros antepasados y mucho es lo que debemos aportar a las nuevas generaciones, es valioso lo que hemos recibido como tradición y también debe ser valioso lo que aportemos desde nuestro ingenio e iniciativa… FUE EL AÑO PASADO que amigos y lectores de esta columna realizamos una posada en el Seminario Conciliar de México: dijimos que nos había gustado, que habíamos hecho cosas nuevas sin dejar de lado lo de siempre, que se nos fue el rato muy rápido y casi ya ni rompíamos piñatas, que para el próximo año (o sea: ahora) íbamos a volver y ya estamos en vísperas; así que toma nota y te esperamos este sábado 16 de diciembre en la Calle de Victoria 133, en el pueblo de Tlalpan (Metrobús Fuentes Brotantes), desde las 17 hrs… PARA ESTE ADVIENTO y para los que vengan será in-dis-pen-sa-ble mirar al Antiguo Testamento para aprender y tener identidad, y también estar abiertos al Nuevo Testamento para vivir y servir en plenitud, pues Jesús vino a “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21,5), ¡ah! por cierto, en dicha posada comeremos galletas de animalitos pero actuales no prehistóricas…

P. Eduardo Lozano

QUIERO COMENTAR A MIS amables lectores que en su origen -¡todavía me acuerdo!- las galletas de animalitos en realidad eran de dinosaurios, mamuts, pterodáctilos y tiranosaurius rex; ya pasados los siglos y por ahí de 1960 tenían forma de osos, perros, camellos, elefantes y tortugas; ya iniciado el siglo XXI las galletas de animalitos debieron tomar forma de tamagotchis y pokemones pero algo habrá pasado con la tecnología o la mercadotecnia que yo sigo comiendo osos, perros, camellos y tortugas en forma de galletas… NO ME CREAN tan de prisa, pero sospecho que los productores y comerciantes ya estarán viendo de qué modo volver a vendernos lo que en otro tiempo fue moda contundente; hasta inventan palabras para poner celofán a las antigüedades: estilo “retro”, “vintage”, “neocolonial”, “neomodernista” y vaya Usted a saber qué otras tácticas utilizarán… SIN DUDA QUE SON bonitos los cambios pues renuevan el entorno, espantan la rutina, dan cauce a la imaginación y creatividad, nos disponen a adaptarnos a nuevas realidades; y también es bello seguir una costumbre, una tradición, un estilo arraigado y probado por los años, pues ahí encontramos seguridad, ahí se hace patente la historia, ahí el pasado de alguna manera se perpetúa; pero cambiar por cambiar o quedarse en el pasado sólo por terquedad, como que no va… UNA OCASIÓN JESÚS DIJO: “todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante a un padre de familia que va sacando de sus arcas lo nuevo y lo viejo”; es San Mateo quien nos reporta dicha expresión (13,52) y yo quiero aplicarla a este tiempo de Adviento, pues lo mismo sacamos el “nacimiento” que nos heredó la abuela o también andamos buscando alguna novedad aunque venga de China, de Suiza, o de Metepec… TIEMPO DE ADVIENTO es preparación y espera, ¡sí!, pero también es revisión y recuerdo: celebramos a Jesús que nace pero recordamos el ansia de los profetas, nos alegramos por el cumplimiento de las promesas y nos disponemos a la novedad del Evangelio; como que en una mano tenemos firme el pasado y en la otra estamos abiertos al futuro… HAY QUIENES SE SIENTEN bien yendo del tingo al tango, de la seca a la meca, constantes vagabundos pata-de-perro, gitanos con el gusto de no tener arraigo, cazadores de novedades, infinitos revolucionarios con inquietudes revoltosas; hay quienes se sienten bien con lo que repiten día a día, mes a mes, año con año, siempre lo mismo, siempre-lo-mismo, siemprelomismo, felices con la seguridad de sus nichos de confort, que no les hagan olas, gustosos en su añeja tradición, momias vivientes sin gusto por lo nuevo, viva imagen de un pasado como la música de 6,20 que llegó para quedarse… TIEMPO DE ADVIENTO es resumen de todo el Antiguo Testamento pero también es propuesta de la Nueva Alianza; es tiempo de ver el árbol en su conjunto: con las raíces profundas y firmes en la tierra oscura, y con los renuevos atrevidos que quieren llegar al cielo; me gusta el Tiempo de Adviento porque aunque ya estoy viejito sigo con las ganas y la ilusión de un joven veinteañero que se dispone al futuro: Adviento es el “ayer” ansioso de un “mañana”… YO SÉ QUE EN TU CASA pondrán el “nacimiento” y ojalá que le añadan un tono o intención nueva; harán el ponche de siempre y ojalá lo enriquezcan con algún ingrediente nuevo; tal vez será el platillo navideño acostumbrado pero acompañado por la novedad de la nieta que hace pininos en la cocina… Y LO QUE DIGO para lo práctico y lo ambiental, también lo quiero aplicar a lo vivencial y espiritual: es tiempo de resumen y cambio, de revisión y novedad, de arraigarse en lo valioso del pasado pero abiertos y disponibles a lo bueno que nos trae el futuro… “YO NO HE VENIDO –dijo Jesús- a abolir la Ley y los Profetas sino a darles plenitud” (Mt 5,17) y en ese sentido va mi invitación en el segundo domingo de Adviento (que es hoy): mucho hemos recibido de nuestros antepasados y mucho es lo que debemos aportar a las nuevas generaciones, es valioso lo que hemos recibido como tradición y también debe ser valioso lo que aportemos desde nuestro ingenio e iniciativa… FUE EL AÑO PASADO que amigos y lectores de esta columna realizamos una posada en el Seminario Conciliar de México: dijimos que nos había gustado, que habíamos hecho cosas nuevas sin dejar de lado lo de siempre, que se nos fue el rato muy rápido y casi ya ni rompíamos piñatas, que para el próximo año (o sea: ahora) íbamos a volver y ya estamos en vísperas; así que toma nota y te esperamos este sábado 16 de diciembre en la Calle de Victoria 133, en el pueblo de Tlalpan (Metrobús Fuentes Brotantes), desde las 17 hrs… PARA ESTE ADVIENTO y para los que vengan será in-dis-pen-sa-ble mirar al Antiguo Testamento para aprender y tener identidad, y también estar abiertos al Nuevo Testamento para vivir y servir en plenitud, pues Jesús vino a “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21,5), ¡ah! por cierto, en dicha posada comeremos galletas de animalitos pero actuales no prehistóricas…







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