Gobernar y cuidar la creación: una vocación que nos humaniza
Como creyentes, sabemos que Cristo renueva la creación con su Resurrección y nos invita a colaborar con el Espíritu en esa obra
En el primer capítulo de la obra colectiva Creación y justicia. Reflexiones bíblicas sobre ecología integral y economías solidarias, el teólogo colombiano Édgar Antonio López, nos recuerda que, ya desde el primer aliento de la historia, Dios nos confió una tarea sagrada: “La vocación humana de gobernar y cuidar la creación”.
En su texto, nos dice que los dos relatos del Génesis (1,1–2,25) nos ayudan a entender que la vida no nos pertenece para explotarla, sino que somos parte de un proyecto más grande: una comunión con Dios, con los demás y con todo lo creado. En un mundo marcado por el consumo excesivo y la crisis ambiental, redescubrir esta vocación es urgente para nuestra fe y para nuestra humanidad.
El primer relato del Génesis nos dice que fuimos creados a imagen de Dios y llamados a “someter la tierra” y “dominar” sobre los demás seres vivos. A primera vista, estas palabras podrían parecer una invitación a explotar, pero el sentido profundo es otro: gobernar como quien administra su casa con amor y justicia. Gobernar la creación significa participar de la misión de Dios, buscando el bien común y asegurando que todas las formas de vida puedan florecer. Somos “señores” de la tierra, pero un señor a la manera de Cristo: responsable, generoso y consciente de su servicio.
El segundo relato nos recuerda que somos “polvo de la tierra” y que nuestra tarea es “labrar y cuidar” el huerto que habitamos. Aquí, el énfasis está en la comunión: con la tierra, con los demás y con Dios. No somos dueños, sino parte de un entramado vivo. Esta visión nos desafía a reconstruir los vínculos rotos por un modelo de vida centrado en el consumo y el lucro. Cuidar la creación significa también cuidar nuestras relaciones comunitarias y territoriales, recuperar el sentido de pertenencia y reconocer que nuestra propia humanidad se realiza en armonía con la naturaleza.
Estos relatos bíblicos nos invitan a preguntarnos: ¿cómo vivimos nuestra vocación de gobernar y cuidar? Cada decisión —lo que compramos, lo que consumimos, cómo usamos los recursos— impacta la vida de otros y el equilibrio de la creación. No se trata de una responsabilidad abstracta, sino de un llamado concreto a ser administradores fieles, a discernir entre lo que necesitamos y lo que simplemente deseamos, buscando siempre el bien común y la justicia ambiental.
Como creyentes, sabemos que Cristo renueva la creación con su Resurrección y nos invita a colaborar con el Espíritu en esa obra. Gobernar y cuidar la creación no es una tarea opcional, sino parte esencial de nuestra fe. La pregunta es personal y comunitaria: ¿vivimos como parte de la creación o como si estuviéramos por encima de ella? El Señor nos llama a elegir cada día el camino del cuidado, la justicia y la comunión. En nuestras manos está la posibilidad de que la creación florezca… o de que se marchite.
Esta semana, detente y pregúntate:
- ¿De qué manera reconoces en tu vida que eres parte de la creación?
Si este tema despertó tu interés y quieres seguir profundizando, te invitamos a que estés atento a la página oficial del Imdosoc, en donde próximamente podrás descargar de forma gratuita el libro Creación y Justicia: Reflexiones bíblicas sobre ecología integral y economías solidarias que reúne diversas reflexiones que nos ayudan a comprender, desde la luz del Evangelio, cómo el cuidado de la creación y la justicia social están profundamente entrelazados en nuestra vida cristiana.
También puedes pedir informes sobre este material en: [email protected]
Autor: Mtro. David Vilchis, Investigador del Imdosoc