¿Cómo hablar con tus hijos sobre un nuevo hermanito?
La espera de un nuevo bebé no sólo es de los papás, también del hijo o hija mayor.
La llegada de un bebé a una familia que ya tiene un hijo o hija pequeña cambiará necesariamente las dinámicas y rutinas de todos los integrantes, quienes pasarán por un periodo de transición, pero será sobre todo difícil para el hermano que hoy recibe todas las atenciones y que de manera abrupta tendrá que soltar los tiempos y espacios que creía completamente suyos.
Sobre este tema, la pedagoga y especialista en familia Mónica Valdivia opina que la experiencia que no tiene que ser traumática para el pequeño o pequeña, ya que los papás pueden ayudarle a ver en el nuevo integrante una ganancia de amor para la familia, no una pérdida.
“Lo primero que hay que considerar –señala–, es que no sólo los padres esperan al bebé; lo espera también un hermanito, al que hay que comunicarle el gran acontecimiento que pronto vendrá a renovar la vida familiar”.
La también colaboradora de Cenyeliztli A.C. señala que el proceso del embarazo es la primera oportunidad que se tiene para ir moldeando la conducta del menor, pues el dejarlo que se acerque al vientre, que lo toque, lo acaricie y le exprese su cariño al bebé en formación, es comenzar a crear ese lazo fraterno que irá definiendo la relación entre hermanos, su convivencia y solidaridad.
“Al nacimiento del bebé, la comunicación con el primer pequeño será muy importante, y en este sentido es necesario explicarle que su hermanito o hermanita necesitará muchas atenciones no sólo de papá y mamá, sino también de él; e incluirlo en las nuevas tareas familiares, así como permitirle tomar algunas decisiones, como el color de ropita que usará; dejarle abrazarlo e incluso cargarlo (bajo vigilancia). Eso hará que la familia vaya avanzando en un proceso de crecimiento y consolidación”.
Lo anterior –señala– hará que en un futuro el compartir habitación, los muebles e incluso los recursos que antes se empleaban sólo en él, sea un cambio aceptable, por decir lo menos.
Para Mónica Valdivia lo peor que los padres pueden hacer es excluir al primer hijo de las nuevas dinámicas, impedirle acercarse al bebé por temor a algún movimiento brusco, o minimizar sus opiniones por considerar que no es apto para decidir, “ya que con esto lo único que lograrían sería fomentar el rechazo”.