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En el X Aniversario del Papa Francisco

10 marzo, 2023
En el X Aniversario del Papa Francisco
El Papa Francisco durante la impartición de la bendición 'Urbi et Orbi'. Foto: Especial.
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“Lo miró con misericordia y lo eligió”

El Papa Francisco estará cumpliendo 10 años del inicio de su pontificado este próximo 13 de marzo. ¡Cuánta riqueza nos ha regalado el Santo Padre en estos 10 años! No dejan de sorprender sus ejemplos ocurrentes, su lenguaje de padre amoroso, su lógica evangélica, su testimonio de sencillez, su convicción de que la misericordia y el amor divino vencerán al pecado y la violencia, su exhortación continua a renovar nuestra Iglesia recuperando la alegría de evangelizar y su preocupación constante porque la Iglesia sea siempre un sacramento dócil de la caridad de Cristo.

En su lema comparte la fuente de su experiencia: “Lo miró con misericordia y lo eligió”. Así se experimenta el propio Papa Francisco, mirado por la misericordia divina, sanado por su amor, acogido por su ternura, guiado por su Espíritu para cumplir la misión de Cristo. Por eso, para Él no hay anuncio más importante que aquel de la misericordia divina por los más débiles y excluidos. Así lo expresaba en la Evangelii Gaudium al inicio de su pontificado: la Iglesia ha de ser «el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio» (EG 114).

En su primera exhortación apostólica, Evangelii Gaudium (Nov. 2013), presentó el programa de su pontificado. El texto no pretendía ser un tratado de teología, más bien se presentaba como un texto persuasivo, kerigmático, que buscaba provocar el descentramiento de nuestra experiencia personal y la renovación de las estructuras eclesiales para que estas sirvieran con mayor fidelidad a nuestra misión.

En esta exhortación nos propuso combatir la autorreferencialidad eclesial con un movimiento en salida, que brotara de la espiritualidad del éxodo, que nos permitiera compartir la alegría del amor que brota de un Dios que salió de sí para crearnos en su amor. Por eso, ser Iglesia en salida es una opción necesaria para ser fiel a Dios; con esta salida no se pretende impulsar «un desborde activista» (EG 199), sino «la respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios» (EG 179) que, saliendo de sí, nos ha primereado en el amor y en la fidelidad (EG 24).

Por otro lado, en la Evangelii Gaudium, también nos invitaba a superar la mundanidad espiritual a través de una conversión misionera que nos impulsa a compartir el anuncio gozoso y bello del Evangelio (EG 30.36.97). Animándonos a la conversión misionera, el Papa buscaba que la Iglesia evitara las actitudes de autopreservación, centramiento institucional, elitismo narcisista y autoritario (EG 94), y se renovara a partir de «la dulce y confortadora alegría de evangelizar» (EG 10). En tres experiencias sintetizaba el Papa este movimiento evangelizador: compartir la alegría del encuentro salvífico, anunciar la belleza del amor salvífico del crucificado y testimoniar la misericordia infinita del Padre.

Francisco nos ha animado a una profunda y clara renovación eclesial a partir de la misión; esta exhortación brota de su propia experiencia de recepción del Concilio Vaticano II, desde Latinoamérica; su pontificado ha querido mostrar a la Iglesia una visión distinta a la europea de cómo vivir la misión encomendada por Jesús; sus propuestas no son improvizaciones ni caprichos personales; una Iglesia que se asume como un Pueblo elegido y ungido por el Espíritu, para realizar la misión salvífica como sacramento del amor misericordioso del Padre, ha sido una propuesta clara y contundente. Sus viajes constantes a países donde hay pobreza extrema y conflictos prolongados son signos de la misericordia que busca testimonear; sus gestos de humildad al besar los pies de los líderes enemigos africanos; sus comentarios constantes sobre la acogida del pecador y la paciencia con quien ha errado, también quieren encarnar la misericordia que él mismo ha experimentado del Padre.

Entre las encíclicas y exhortaciones apostólicas que nos ha regalado destacan tres temas Franciscanos: el amor por la naturaleza (Laudato sí; y parte de Querida Amazonia); la apuesta por la fraternidad (Fratelli tutti) y el gozo por ser santos (Gaudete et exsultate). Por otro lado, ha querido dedicar un buen tiempo a la reflexión sinodal sobre los jóvenes (Christus Vivit) y la familia (Amoris Laetitia). Finalmente estamos en camino a la reflexión sobre la sinodalidad como una experiencia esencial para vivirnos como Pueblo peregrino, ungido y evangelizador.



Sin duda, el pontificado del Papa Francisco ha animado a la Iglesia a continuar el proceso de renovación iniciado por el Concilio Vaticano II; sus opciones por una Iglesia que se viva como un Pueblo peregrino, ungido, sinodal, evangelizador, alegre, misericordioso y pobre, dejarán una huella indeleble en millones de cristianos que día con día buscan responder con fidelidad a la misión recibida desde su bautismo.

Que el Señor siga guiando los pasos de nuestro Pastor, para que acompañados y guiados por él, podamos todos crecer en Fidelidad y Gracia a nuestra propia misión.

 

*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 





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