Diálogo para superar la división política
La Iglesia no busca confrontación con el Gobierno ni con algún partido político, pero asume compromisos irrenunciables para el bien común.
El pasado 1 de septiembre inició el segundo año de trabajo de la 65 Legislatura del Congreso de la Unión. Como cristianos tenemos el deber de estar atentos a las iniciativas que surjan y exigir a diputados y senadores que su trabajo legislativo priorice la atención a los problemas fundamentales del país.
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A esto nos llama el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, en la que señala que “si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su propia misión al ámbito privado; al contario, no puede ni debe quedarse al margen en la construcción de un mundo mejor ni dejar de despertar las fuerzas espirituales que fecunden toda la vida en sociedad”.
El llamado de la Iglesia ha sido, es y seguirá siendo al diálogo. Que quede claro que no buscamos ninguna confrontación, pero sí asumimos el compromiso de promover el bien común, la defensa de la dignidad humana, la defensa de la vida en todas sus etapas y circunstancias, el reconocimiento de los derechos humanos, el respeto a la legalidad y a la democracia en los procesos institucionales, y la promoción de los deberes ciudadanos. Eso es lo que hoy le pedimos a nuestro Congreso.
También le pedimos que al legislar sea sensible a las realidades que se viven, atender las necesidades de los grupos más vulnerables y fomentar la reconciliación para superar el grave problema de división política que hoy vivimos. Una sociedad dividida nunca podrá superar sus problemas.
“Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta siempre hay una opción posible: el diálogo”, señala el Papa Francisco en Fratelli Tutti.
Como cristianos, nuestro deber es estar bien informados y atentos a las decisiones legislativas. Solo así podemos hacer un buen análisis, orientar, y saber destacar lo bueno y señalar lo que no está bien.
La Iglesia no es promotora de la división y el odio. Su misión profética es la de tender puentes y anteponer la verdad y la justicia antes que a cualquier partido político.