A clases
La labor de la escuela no se reduce a la mera instrucción, pues su función debe convertirla en la mejor aliada de los padres de familia
Consuelo Mendoza es conferencista y la presidenta de la Alianza Iberoamericana de la Familia. Es la primera mujer que ha presidido la Unión Nacional de Padres de Familia, a nivel estatal en Jalisco (2001 – 2008) y después a nivel nacional (2009 – 2017). Estudió la licenciatura en Derecho en la UNAM, licenciatura en Ciencias de la Educación en el Instituto de Enlaces Educativos, maestría de Ciencias de la Educación en la Universidad de Santiago de Compostela España y maestría en Neurocognición y Aprendizaje en el Instituto de Enlaces Educativos.
Libre al fin, del estrés, las preocupaciones y las prisas que producen ciertas responsabilidades, hoy soy la más feliz espectadora del retorno a clases, viviendo de cerca la impaciencia con la que mis nietas esperaban el día de volver a la escuela, conocer a su maestra, encontrarse con sus amigas, y estrenar mochila, colores, libros, cuadernos y un largo etcétera.
Al verlas, vienen a mi mente tantos recuerdos… desde el primer día de escuela del primer hijo, hasta la graduación del último; recuerdos llenos de nostalgia, de anécdotas, de momentos felices y otros muy difíciles. Pero cada nuevo año escolar llegaba lleno de ilusiones y propósitos, impregnado de la esperanza que nos movía y sostenía en la tarea educativa de los hijos.
Siempre estuvimos convencidos de que, la labor de la escuela no se reduce a la mera instrucción, pues su función debe convertirla en la mejor aliada de los padres de familia, provocando, a través del aprendizaje, que cada niño y niña, descubran y desarrollen sus capacidades y logren los valores necesarios para ser hombres y mujeres de bien, preparados y dispuestos para el servicio a la sociedad. Formar, familia y escuela, “buenos cristianos y honrados ciudadanos” (Don Bosco).
Mis nietas han iniciado el recorrido del conocimiento, y sus papás el camino de la educación formal de sus hijas. En la senda, encontrarán ilusiones, alegrías y también momentos difíciles; pero sin duda, la esperanza, que es la virtud que nos impulsa a seguir adelante para construir un mejor mañana y una mejor sociedad, siempre será su mejor guía