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COLUMNA

Convicciones

Viva la opacidad, viva la corrupción

El partido en el poder, dice que la nueva ley fortalece los mecanismos de trasparencia cuando es todo lo contrario

6 abril, 2025
POR:
Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político. 

No se requiere ser un especialista en el campo de la administración pública, para saber que si en los gobiernos se da lugar a la opacidad, lo que sigue es que se abren las anchas puertas de la corrupción. 

En la línea de fomentar la opacidad, el actual gobierno suprimió el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) a través de modificaciones a las leyes vía un Congreso donde tiene la mayoría calificada en ambas cámaras.

Ahora ha dado un paso más en la línea de garantizar la absoluta opacidad, y con ello abrir las puertas de la corrupción, cuando el pasado 2 de abril se aprobó una ley que exenta al Ejército y a las empresas públicas del Estado de trasparentar la información de la obra pública.

El cambio a la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados hace que ahora gocen del beneficio de la opacidad, a más del Ejército,  PEMEX y la CFE, empresas en crisis, con altas deudas, y que manejan recursos multimillonarios de los fondos públicos.

Se ha dado como pretexto para justificar la opacidad, y el banderazo a la corrupción, que a cargo de estas dependencias del gobierno federal están proyectos que se consideran “prioritarios” y “estratégicos”. 

El partido en el poder, de manera cínica, como ya es costumbre, dice que la nueva ley fortalece los mecanismos de trasparencia cuando es todo lo contrario. La nueva figura legal fomenta la opacidad y con ella la corrupción.

La nueva ley favorece la discrecionalidad y el clientelismo en los contratos de la obra pública, que derivan necesariamente en favorecer a empresas cercana al actual gobierno federal. 

Por la vía de los hechos, la nueva ley, que fue enviada por el Ejecutivo federal protege y fomenta las adjudicaciones directas, el amiguismo y, sin duda, la corrupción de quien compra y del que vende.

De los recursos públicos, que no se va a informar en que se gastaron están ya presupuestados para el Ejército 236 000 millones de pesos que están destinados a la construcción de trenes de carga y pasajeros. Hay ya también recursos comprometidos para la construcción de siete hospitales. 

Me he entrevistado con altos mandos del Ejército, que me aseguran que la falta de transparencia y la no rendición de cuentas lo que genera en la institución es la corrupción, que se ha hecho evidente a parir del sexenio pasado y ahora continúa.

Esto después de que el Ejército se ha dotado de una gran empresa constructora, que a su vez subcontrata, y que ahora pasan por sus arcas cientos de miles de millones de pesos, cosa que antes nunca había ocurrido.

Lo que ya ocurre en el Ejército es todavía mucho más grave en PEMEX y la CFE donde la corrupción alcanza niveles históricos, acción protegida en el sexenio anterior desde Palacio Nacional.

No hay evidencia de que en el actual gobierno esto se haya frenado y lo que sí se puede anticipar es que si hay más opacidad necesariamente habrá mayor corrupción.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.


Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.