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COLUMNA

Columna invitada

Setenta años del voto de las mujeres en México, celebrar o reflexionar

En Occidente las mujeres enfrentamos día a día un interesante desafío: equilibrar con maestría doce o más sombreros.

22 noviembre, 2023
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Autor

Directora Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral Posgrado en Universidad Anáhuac México 

¿Te imaginas correr un maratón con una pierna enyesada? Según datos de INEGI en México las mujeres somos más de la mitad y educamos a la otra mitad. Sin embargo por años se omitió la voz y el voto de las mujeres. La participación activa de las mujeres es esencial para el pleno desarrollo de ellas mismas, de sus familias y del país. ¿Cuándo votaron por primera vez las mujeres mexicanas? Hace ¡setenta años! El 17 de octubre 1953 pudieron por primera vez emitir su voto. Es una realidad que nos invita a celebrar, a pensar y a reflexionar. Tenemos tareas pendientes. El desarrollo de México pasa necesariamente por el desarrollo de las mujeres.

Un día en la vida cotidiana de una mujer actual dista mucho con un día en la vida de su propia abuela. El siglo XX transformó la vida del género humano en modo impresionante, cambio y confusión, avances científicos, tecnológicos, innovación en el mundo de la comunicación, en la medicina y la farmacia, globalización; también debemos reconocer guerras, violencia, pobreza y múltiples atentados contra los derechos humanos. En el ámbito femenino los cambios han sido muchos y muy importantes. El avance de la mujer no ha pasado desapercibido, Setenta años del voto de mujeres en México, motivo para celebrar y para reflexionar. generando toda una revolución en la manera de vivir, de verse a sí mismas y de relacionarse con los demás.

En Occidente las mujeres enfrentamos día a día un interesante desafío: equilibrar con maestría doce o más sombreros para ser felices y brindar una mejor calidad de vida para nuestras familias. Podemos verlo como rol. Podemos verlo como vocación. Hoy la mujer hace malabares con múltiples sombreros, se sabe simultáneamente arquitecto de su propia biografía, esposa, madre, profesionista, amiga, hija, cocinera, chofer, administradora, psicóloga, maestra, enfermera y lo que se acumule en la semana. Todo esto hecho no de cualquier forma, sino como lo dijo Lipovetsky, buscando la perfección aunado a una suma de exigencias estéticas que tiene la delgadez y la juventud como epicentro.

Desde el Instituto de la Mujer en la Universidad Anáhuac con el mensaje: México necesita una familia con padre y una cultura con madre. Se requiere el talento y la participación de hombres y mujeres en la vida privada y en la vida pública. Esto sólo es posible cuando se sale de la lógica de la confrontación dialéctica y se entra en la lógica de la corresponsabilidad y complementariedad. No basta con tener derechos amparados en las leyes, se requiere aterrizar estos derechos en la cultura cotidiana. Cada mujer, cada hombre, preguntarse qué es capaz de ser y hacer y debe contar con el espacio para desarrollar su proyecto vital.

Celebramos el avance de las mujeres en la educación, en el poder votar y ser votadas, en ocupar puestos públicos, en el campo legislativo, en el judicial, en la incorporación al trabajo remunerado, en afiliarse a organizaciones de la sociedad civil que buscan mejorar cada día este país. También reconocemos que hay tareas pendientes, la eliminación de la violencia, la conciliación vida familiar vida laboral, la disparidad en el ingreso, la falta de oportunidades, entre otros desafíos. El discurso va por delante de la realidad, necesitamos el trabajo de todos para impactar la vida de millones de mujeres y de hombres en nuestro mundo actual.


Autor

Directora Centro Anáhuac de Liderazgo y Formación Integral Posgrado en Universidad Anáhuac México