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Matrimonio por la Iglesia, ¿hay casos donde la separación es inevitable?

El Sacramento es indisoluble, pero ¿cuándo se puede declarar nula esta unión?

7 junio, 2019
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La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores. 

Por R.P Lic. José María Romero Rodríguez, SdP

En los últimos meses he celebrado varias Misas de acción de gracias por cincuenta y hasta sesenta años de matrimonio y contrario a lo que pareciera, los hijos y los nietos de estas parejas se sienten orgullosos de que sus padres o abuelos sigan juntos después de tanto tiempo. Estos reconocen que la familia es el espacio que “crea” personas llenas de valores, capaces de aprender, de amar, y por qué no, hasta de equivocarse.

Una pareja tan llena de años y de experiencias de vida nos hace reconocer que aun en una sociedad que ama de una manera “líquida” (que se resbala entre las manos) basada en la “fragilidad de los vínculos humanos” (Bauman) las Alianzas para toda la vida, aunque den miedo, son posibles.

El Papa Francisco en su exhortación apostólica la Alegría del Amor, recordó que “los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda, o por los sentimientos de inferioridad frente al descalabro moral y humano. Estaríamos privando al mundo de los valores que podemos y debemos aportar” (AA, 35) La importancia de la Institución matrimonial radica en que en ella “se comparten proyectos y fatigas, deseos y aflicciones; se aprende a cuidarse el uno al otro y a perdonarse mutuamente” Se “celebran sus momentos felices y se apoyan en los episodios difíciles de su historia de vida”. Es el espacio donde se aprende a cuidar la vida “desde los pequeños a los ancianos”. En este sentido la familia es una institución “única e insustituible… tanto para la Iglesia como para la sociedad” (AA, 88)

La indisolubilidad del Matrimonio cristiano, basada en la enseñanza evangélica: “lo que Dios ha unido no lo separe el hombre” evoca el amor infinito y eterno que Dios ha tenido por la humanidad, un amor que sin embargo, como bien ha subrayado el Papa, “es una obra artesanal”, es decir, se va cuidando todos los días porque para una pareja de esposos no  basta con decir “sí quiero” el día de la boda, es necesario trabajar en el “para toda la vida”. Una obra así se cultiva, no solo por los esposos, sino por todos los miembros de la Iglesia.

Quienes trabajamos en este Tribunal constatamos día a día que los factores que han provocado la nulidad o el fracaso (que no es lo mismo) de los matrimonios que aquí atendemos han sido múltiples: una deficiente formación cristiana, que reduce el matrimonio a un “bonito” “evento social”, deseable incluso al aire libre, en un jardín o hasta en la playa; una voluntad muy frágil que propone que “basta una insatisfacción, una ausencia en un momento en que se necesita al otro, un orgullo herido o un temor difuso” para que el amor se acabe (AA, 238).

Por otra parte hay que reconocer que aunque la Iglesia siempre privilegiará la defensa del matrimonio y del vínculo conyugal, hay casos donde la separación es inevitable, y “puede llegar a ser incluso moralmente necesaria, cuando se trata de proteger al cónyuge más débil, o a los hijos pequeños de las heridas más graves causadas por la prepotencia y la violencia, el desaliento y la explotación, la ajenidad y la indiferencia”, aunque queda claro que esto es “un remedio extremo” (AA, 241).

Es urgente una Pastoral familiar que acompañe la preparación al matrimonio (AA, 207-213), en los primeros años de vida matrimonial (AA, 223 -230) a las parejas en crisis (AA, 235) y ¿por qué no?, a las parejas que, después de las rupturas y divorcios, necesitan la cercanía de la comunidad cristiana (AA, 243)

Para estos hermanos, para los que conocen a alguna de estas parejas y para todos los que trabajamos en pastoral familiar está destinada la edición de esta semana. En ella podrán encontrar los pormenores del llamado proceso de nulidad matrimonial.

Su lectura nos permitirá conocer ¿qué es un proceso de nulidad matrimonial?, ¿siempre que hay una ruptura matrimonial hablamos de un matrimonio nulo?, ¿cuáles pueden ser las razones por las que se puede iniciar un proceso?, ¿a dónde hay que acudir si sospecha que el propio matrimonio es nulo?, ¿qué pasos hay que seguir?

Los siguientes contenidos serán una herramienta valiosa para poder entender que aunque estos hermanos no pudieron perseverar en el matrimonio “no están excomulgados y merecen nuestra atención”.

Lee: Cómo solicitar una nulidad matrimonial en la Ciudad de México

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La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores.