¿Se puede ser feminista y católica? 4 pensadoras que combinan la fe y la lucha por la igualdad

Leer más

“Las inquietudes vocacionales son muy valiosas, hay que protegerlas: nuevo Rector del Seminario

Por disposición del Card. Aguiar, el P. Federico Altbach encabezará desde el 15 de junio al cuadro de formadores de seminaristas, que también será renovado en su mayoría.   Abimael Juárez/ Vladimir Alcántara   El domingo 3 de junio, el Card. Carlos Aguiar Retes anunció que el P. Federico Altbach Núñez, Rector de la Universidad […]

  • Por disposición del Card. Aguiar, el P. Federico Altbach encabezará desde el 15 de junio al cuadro de formadores de seminaristas, que también será renovado en su mayoría.

 

Abimael Juárez/ Vladimir Alcántara

 

El domingo 3 de junio, el Card. Carlos Aguiar Retes anunció que el P. Federico Altbach Núñez, Rector de la Universidad Católica Lumen Gentium, asumirá el próximo 15 del mes la Rectoría del Seminario Conciliar de México, en sustitución del P. José Guadalupe Godínez, a quien agradeció toda su colaboración. Luego de las debidas consultas con el Consejo Episcopal, además de este cambio que el Cardenal Aguiar determinó llevar a cabo, ha decidido renovar también una buena parte del cuadro de formadores. Sobre el tema, Desde la fe platicó con el P. Federico Altbach, quien vertió interesantes puntos de vista acerca del nuevo proyecto seminarístico que ha comenzado a impulsar el Arzobispo de México.  

El P. Altbach Núñez señalo que el primer gran reto de su nuevo cargo será la conformación de un equipo de trabajo que pueda acompañar a los seminaristas de acuerdo con el nuevo modelo, con el que se pretende que desarrollen más capacidades, tanto para trabajar en equipo, como para vivir una espiritualidad misionera, y asumir la noción de una Iglesia en salida, que evangelice, que vaya a las periferias de la Arquidiócesis.

“Es necesario que ellos sepan entrar en comunicación con todo tipo de personas, que trabajen en conjunto, que animen las potencialidades y carismas, que favorezcan el diálogo y la cooperación, que adquieran cualidades para resolver conflictos. Pero también que tengan una alta cualificación intelectual, que les permita dialogar con personas de distintos ámbitos culturales y sociales de nuestra ciudad. Necesitan creatividad, bajo un estilo de pastoral urbana que corresponda a las exigencias de nuestra gran ciudad con toda su complejidad”


Pero sobre todo, deben tener una convicción totalmente apostólica, saber que la figura del sacerdote es incomprensible sin una pasión por el Evangelio y por la evangelización”.

Señaló que el proyecto de seminario que está impulsando el Arzobispo de México de ninguna manera atenta contra la identidad del Curso Introductorio –como se ha venido señalando desde que el Cardenal anunció las primeras reformas–, pues su principal fundamento no es la formación intelectual, sino la iniciación de los jóvenes en la vida seminarística y el acompañamiento en su discernimiento vocacional, a fin de que posteriormente puedan iniciar sus estudios universitarios en la etapa de Filosofía, ya bajo la modalidad de internado, y posteriormente la de Teología. “Se pretende que en el Curso Introductorio el aspirante profundice en las Sagradas Escrituras y empiece a adquirir elementos importantes de interpretación de los evangelios, que le ayuden a madurar en su fe, a fin de que crezca en su vida espiritual y en todos los ámbitos de su formación”.

El P. Altbach explicó que él realizó sus estudios en el Seminario Menor bajo la modalidad de internado, lo cual fue para él de gran provecho; sin embargo, los tiempos actuales ya no son propicios para separar a los jóvenes de su familia a tan temprana edad. “En mí época, la mayoría de los seminaristas proveníamos de familias integradas; si bien todas las familias son valiosas, hoy abundan realidades que no son convenientes, como separaciones, abandonos o falta de estabilidad matrimonial, cuestiones que causan heridas en los jóvenes; y bajo estas circunstancias, arrancarlos de sus hogares a esa edad, afectaría por un lado su desarrollo afectivo, y por otro su proceso formativo”.

Por otra parte –señaló–, hoy existe una realidad innegable: “Si bien hay seminaristas brillantes, lo que es un hecho es que muchos de los que entran al Seminario no perseveran. Hay generaciones en las que sólo uno o dos seminaristas provienen del Seminario Menor; otras en las que ninguno. Así que me parece una muy buena idea intentar nuevos modelos, que correspondan a la realidad. No se trata de desatender a los jóvenes que tienen aspiraciones vocacionales, si no de atenderlos de otra manera, sin separarlos de su familia.

La entrevista completa aparecerá en la edición de Desde la fe del próximo domingo.