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El Papa Francisco, un apóstol de la paz

Carlos Villa Roiz “El Papa Francisco es un verdadero apóstol de la paz”, señaló durante una conferencia titulada “Los nuevos tiempos”, el empresario colombiano Marino Restrepo, quien fue secuestrado por las FARC hacia 1997, y quien desde su liberación se ha consagrado a impartir pláticas sobre la Misericordia de Dios y la fe cristiana. “El […]

Carlos Villa Roiz

“El Papa Francisco es un verdadero apóstol de la paz”, señaló durante una conferencia titulada “Los nuevos tiempos”, el empresario colombiano Marino Restrepo, quien fue secuestrado por las FARC hacia 1997, y quien desde su liberación se ha consagrado a impartir pláticas sobre la Misericordia de Dios y la fe cristiana.

“El Santo Padre ha abogado muchísimo por la paz en Colombia. El principio, los testimonios que dio confundieron un poco a varias personas, principalmente en lo relativo a hacer un acuerdo de paz con la guerrilla, pero después, cuando el Papa fue a Colombia, tuvo la oportunidad de profundizar y extenderse más en sus conceptos y habló de la necesidad de la justicia con todas las personas que habían cometido crímenes; entonces el pueblo entendió con mayor claridad al Papa y hoy, hay un ambiente mucho mejor y el Papa está haciendo un trabajo muy grande. Es un embajador de la paz muy comprometido y eso es una bendición.”

Al preguntarle sobre algunas críticas que le hicieron al Santo Padre, dijo que en lo humano, él puede cometer algún error, pero jamás en las cosas de fe y subrayó que ningún santo de la Iglesia se ha revelado jamás contra el Pontífice.

El Señor Marino Restrepo, luego habló del difícil proceso psicológico por el cual pasó y que finalmente lo llevó a perdonar a sus secuestradores y a quienes le hicieron algún mal:

“Después de mi encuentro con el Señor, aun estuve 5 meses más secuestrado y la lucha más grande era perdonar a esos guerrilleros. Se imaginan lo difícil que es perdonar a alguien que me estaba torturando. Que me estaba robando todo mi dinero, que estaba torturando a mi familia mientras los acosaban para sacarle todo el dinero que querían. Era prácticamente imposible a nivel humano pero ese fue mi más grande desafío: tenía que perdonar porque si no, todo lo que yo había aprendido del Señor era en vano.”

Explicó: “Fueron etapas. La primera fue dejar el odio; la segunda, empezar a aceptarlos como hijos de Dios, como iguales a mí, seres humanos como yo. Y la otra fue limpiar mi corazón del resentimiento que tenía contra la guerrilla. Y finalmente, después de que empecé mi apostolado y a dar mi testimonio de conversión, me di cuenta de que mientras más hablaba de eso más desaparecía todo aquello que tenía contra ellos.”

Durante la conferencia, que fue promovida por el Movimiento laical Unión de Voluntades, Marino Restrepo dijo que todos los bautizados estamos llamados a la santidad, y que nuestra misión, no es permanecer callados o escondidos, sino ser apóstoles del Evangelio y predicar de palabra y con el ejemplo.