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A 50 años de Medellín

Carlos Villa RoizHace medio siglo, entre agosto y septiembre de 1968, por primera vez estuvo en América un Pontífice, Paulo VI, quien asistió a la clausura de la Segunda Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebrada en Medellín, Colombia.En aquella reunión, emergió el tema de los pobres y se centró en la realidad latinoamericana. […]

Carlos Villa Roiz

Hace medio siglo, entre agosto y septiembre de 1968, por primera vez estuvo en América un Pontífice, Paulo VI, quien asistió a la clausura de la Segunda Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebrada en Medellín, Colombia.

En aquella reunión, emergió el tema de los pobres y se centró en la realidad latinoamericana. En la reunión de Medellín se encuentran antecedentes del proceder del Papa Francisco, sin que esos sean exclusivamente inspirados por aquella reunión.

Tampoco se puede hacer a un lado la actividad pastoral que en su momento tuvieron varios obispos latinoamericanos, algunos de los cuales asistieron al Concilio Vaticano II, entre los que se pueden mencionar a los mexicanos Sergio Méndez Arceo y Samuel Ruiz García, y otros más como Raúl Silva Enríquez, Fernando Gómez Dos Santos, Tulio Botero Salazar o Alberto Devoto, quienes destacaron por su trabajo entre los pobres en el ámbito rural y urbano.

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Si se reflexiona sobre aquella importante reunión, se entienden mejor conceptos recurrentes en el pontificado del Papa Francisco, como el de la Iglesia en salida que es un llamado permanente a salir al encuentro de los más pobres, ubicados muchas veces en las periferias, y la frase sabiamente acuñada: Pastores con olor a oveja que habla de la cercanía que se debe tener con los fieles, evocando el Evangelio del Buen Pastor.

Las conclusiones de la  reunión de Medellín se enfocan a la presencia de la Iglesia para transformar a América Latina a la luz del Concilio Vaticano II. Abarca tres áreas: la promoción del hombre y de los pueblos hacia los valores de justicia, paz, educación y familia; la necesidad de una evangelización y maduración de la fe a través de la catequesis y la liturgia, y para todo esto, se tomaron en cuenta los problemas que giran en torno a las comunidades para que sea más fuerte la unidad y la acción pastoral.