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 página 4 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 21 de noviembre de 2021
 Sobre la aprobación de la beatificación de la religiosa María Berenice Duque
Una vida al servicio de los pobres y los marginados
LORENA PACHO PEDROCHE
La religiosa colombiana María Berenice D uque Hencker, fundadora de la Congre- gación Hermanitas de la Anunciación, con presencia en más de una decena de países, y que dedicó su vida a los pobres, a los jó- venes y niños y a la educación, será beati- ficada próximamente.
Alix Mercedes Duarte Roa, postuladora de la Causa de Canonización explica a L’Osservatore Romano que esta beatifica- ción “tiene un valor pastoral” también por
Duarte Roa señala algunas de las cualida- des de la beata, que fue bautizada como María Ana Julia y la define como “inteli- gente, delicada, sensible, firme de carácter y con una extraordinaria habilidad para la pintura, el bordado y la música”. También apunta que destacó por “sus disposiciones intelectuales y creatividad”. Y relata que con el testimonio de su madre y la ayuda de sus amigas aprendió a hacer oración, a contemplar a Dios en la naturaleza, y des- cubrió el deseo de ser Carmelita. Con fre- cuencia acudía al sacramento de la confe-
verdadero centro: el Señor; participa en la parroquia, como catequista y se hace miembro de la Congregación Mariana”, apunta la postuladora.
Tomó el hábito el 26 de julio de 1918, e inició el noviciado, con el nombre de Her- mana Berenice. La Comunidad la destinó al trabajo educativo en varios colegios y ahí comenzó su entrega a la formación de niños y jóvenes. También se dedicó a los más pobres de los pobres. Visitaba las fá- bricas de textiles para hablar de Dios y de María a los obreros y obreras; realizó un
 el ejemplo que propone la beata, “con su vida, el testimonio de fe vivido por ella, ejemplo para la comunión con la Iglesia de Cristo”.
En la biografía de María Berenice se vi- slumbra pronto su marcada inclinación por las obras de caridad y su vocación de servicio. Nació en la localidad colombiana de Salamina en una familia descendiente de emigrantes europeos, en 1898, poco an- tes del comienzo de la denominada guerra de los mil días, un conflicto civil que de- vastó Colombia a nivel social, económico y político.
sión y pedía dirección espiritual, y ayuda para discernir su vocación religiosa. Su mayor preocupación fueron los pobres y la gente que sufre.
En su “Autobiografía” reconoce las luchas espirituales y dice que empezó a decaer en la vida espiritual y la fuerza de la vocación carmelitana aflojó, pero subraya cómo se apoyó en los designios de Dios, para ella inescrutables. Como señala Alix Mercedes Duarte Roa, la muerte de su hermana de seis años, fue un golpe definitivo en su vi- da. “Este dolor le desgarra el corazón y rá- pidamente le hace retornar la mirada al
apostolado con trabajadoras del barrio lla- mado “Guayaquil”, conocido en Medellín por su gran peligrosidad, como refugio de personas con adicciones, prostitutas y to- da clase de delincuentes a quienes quiso llevar el amor misericordioso de Dios. “Su capacidad apostólica no tiene límites, rea- liza además conferencias marianas, consa- gra esclavas de María a numerosos jóve- nes, en colegios y grupos, además retiros, conferencias en diversos sitios: clínicas, hospitales, obras sociales. Organiza gru- pos de Acción Católica en colegios y con señoras generosas y pudientes”, destaca la





















































































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