La Virgen de Guadalupe y su vínculo con el Buque Escuela Cuauhtémoc
La historia del Buque Escuela Cuauhtémoc de la Secretaría de Marina ha estado relacionada con la Virgen de Guadalupe, incluso antes de que fuera construido.
Desde hace 42 años el Buque Escuela Cuauhtémoc ha navegado los océanos y mares del mundo, formando a 42 generaciones de Capitanes, Oficiales, Cadetes y personal de Clases y Marinería, quienes surcaron los mares siempre con una gran compañera que además de guiar sus travesías les ha bendecido en todo momento: la Virgen de Guadalupe.
En medio de los dolorosos acontecimientos ocurridos el 17 de mayo de 2025 en Nueva York, Estados Unidos —en los que lamentablemente perdieron la vida dos cadetes y 20 personas resultaron heridas—, hechos que han conmovido profundamente a México y a la comunidad naval, resulta oportuno recordar un elemento esencial para quienes navegan a bordo del Buque Escuela Cuauhtémoc: la fe, y en particular, la profunda devoción a la Morenita del Tepeyac.
La presencia de la Virgen de Guadalupe en el Buque Cuauhtémoc
La presencia de la Virgen de Guadalupe ha acompañado de manera especial a las tripulaciones de este emblemático navío mexicano, perteneciente a la Secretaría de Marina, prácticamente desde su construcción en 1981, fruto de un acto de fe de su constructor, Juan José Alonso Verástegui, entonces director de los Astilleros Celaya en Bilbao, España.
De acuerdo con información de la Secretaría de Marina, el vínculo entre el Cuauhtémoc y la Morenita del Tepeyac surgió en 1981, cuando Alonso Verástegui, un ferviente católico, le hizo una promesa a la Virgen de Guadalupe: si su empresa obtenía el contrato para construir el buque, colocaría su imagen dentro de él.
El obstáculo para colocar la Guadalupana y la inspiración para cumplir la promesa
Luego de que se realizaran las licitaciones correspondientes, los Astilleros Celaya obtuvieron el contrato para construir lo que sería el Buque Escuela Cuauhtémoc, sin embargo, encontró un primer obstáculo para cumplir su promesa de colocar la Virgen de Guadalupe en el navío, ya que las leyes mexicanas prohibían la presencia de símbolos religiosos en instalaciones oficiales, por lo que no se le autorizó incluir la imagen.
Este contratiempo no hizo que Alonso Verástegui renunciara a su promesa, por lo que ideó una solución respetuosa pero significativa: mandó tallar una imagen de la Virgen de Guadalupe en madera, la cual se utilizó como molde para fundir un medallón de aluminio que se colocó discretamente en el penol del bauprés, es decir, la prolongación del mástil en la proa.
De esta manera, el constructor además de respetar las leyes mexicanas, cumplió su palabra y dejó una marca espiritual permanente que, desde entonces, acompaña cada travesía del Buque Escuela Cuauhtémoc y es un apoyo para reforzar la fe de las tripulaciones.
La imagen escondida de la Virgen de Guadalupe en el Buque Cuauhtémoc
Con el tiempo, surgió una leyenda que aún alimenta la mística del Buque Escuela Cuauhtémoc y en la que se asegura que en alguna parte del gran navío existe otra imagen de la Virgen de Guadalupe que se colocó en un lugar estratégico y que no ha sido fácil de localizar.
De acuerdo con dichos relatos, reconoce la Secretaría de Marina en el documento Crucero de Instrucción MMXXI: Bicentenario de la Armada de México, el 4 de agosto de 1982, “el Capitán Imanol, un experimentado constructor de veleros, vasco y jefe del dique Euzkalduna, se dirigió al Comandante del Buque Escuela Cuauhtémoc, Capitán Manuel Zermeño del Peón, por llamada VHF para decirle:
“Manolo, que tengas un buen viaje, que tengas buenos mares y mejores vientos; que nunca te falte un pie de agua bajo la quilla, ¡y que nunca encuentres la otra Virgen de Guadalupe!”.
Todos los que escucharon comenzaron a hacer sus propias conjeturas, a partir de las cuales se han hecho deducciones y creado mitos en lo que respecta a la presencia de “la otra Virgen de Guadalupe”.
Algunos creen que realmente sí existe una segunda imagen de la Guadalupana en algún lugar oculto del velero, pero que es tan difícil de encontrar que sólo saldrá a la luz cuando el Cuauhtémoc sea desmantelado, al término de su vida activa o al sufrir un accidente.
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La fe, un pilar esencial para los marinos del Cuauhtémoc
Más allá del mito, lo cierto es que la fe es un pilar esencial para los marinos que, durante meses se enfrentan al aislamiento, la fuerza del océano y los desafíos que tiene la vida en alta mar.
Así, para ellos, la imagen de la Virgen de Guadalupe, aunque discreta, representa una presencia protectora, un símbolo de esperanza y guía que les acompaña en su misión formativa y diplomática por el mundo, pero también en momentos de dolor y conmoción, como los que vivieron sus tripulantes el 17 de mayo de 2025, en Nueva York.
Es importante recordar que esta dimensión espiritual del Buque Escuela no solo honra su historia, sino que también fortalece el ánimo de quienes aún lo tripulan, porque en cada travesía, además de velas, timón y brújula, el corazón del Cuauhtémoc navega sostenido por la fe.