Desde hace 500 años, la historia de México está estrechamente ligada a la imagen de la Virgen de los Remedios, que se venera en su santuario en Tlalnepantla, Estado de México, y que esta es la más antigua que se conoce en nuestro país ya que fue traída por un soldado que acompañaba a Hernán Cortés, Juan Rodríguez Villafuerte, y que durante la huida de los españoles en la llamada Noche Triste, fue escondida entre magueyes para tratar de salvarla mientras escapaban hacia Tlaxcala.
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Oración a la Virgen de los Remedios
La imagen de la Virgen de los Remedios
La imagen mide casi 30 centímetros, está estofada, y fue encontrada años después en el Cerro de los Pájaros, por un personaje llamado Juan El Aguila, cacique de Totoltepec. La leyenda narra una serie de peripecias en las que ésta imagen se escapaba de la casa de Juan El Águila, el indígena decidió olvidarla pero “yendo al santuario de Guadalupe, la Virgen le reprochó que fuese a su casa habiéndola echada de la suya. Entonces conoció que (ella) era la misma, agachó las orejas, y le hizo como pudo el templito que tiene.”
Se sabe que para 1540 le hicieron una ermita que modernizó Don Carlos García de Albornoz, Regidor de la Ciudad de México, y que esta escultura fue traída en procesión a la capital del Virreinato más de 70 veces, ya sea para pedirle lluvias o ante otras calamidades.
La historia de la Virgen de los Remedios en México
La historia de la Virgen de los Remedios es posterior a 1531, año de las apariciones guadalupanas, y de acuerdo con la leyenda, la Virgen del Tepeyac influyó para que la española también tuviera un santuario propio que se construyó por petición del regidor D. García de Albornoz, el 30 de abril de 1574, es decir, 24 años después de la muerte de san Juan Diego.
Los nombres de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y Juan, el del Santuario de los Remedios: Águila tienen semejanza y esta fue un obstáculo que entorpeció temporalmente el proceso de beatificación del indio del Tepeyac. Hoy se piensa que los autores de la segunda narración, aprovecharon la fama de santidad que ya gozaba Juan Diego Cuauhtlatoatzin para buscar estas semejanzas.
Juan el Águila tuvo la sensibilidad de entender que ambas imágenes, la de Guadalupe y la de los Remedios representan a la Virgen María, pero con los años, la segunda llegó a representar el ideal realista de los españoles y la primera, el movimiento independentista de indios, mestizos, criollos y mulatos.
La veneración a la Virgen
Fray Luis de Cisneros y el jesuita Francisco de Florencia recopilaron información sobre esta imagen pero sus obras fueron publicadas hasta el siglo XVIII. Por ellos se sabe que primero hubo una sencilla ermita donde estuvo 25 años entre la comunidad otomí.
En 1575, el Ayuntamiento y el Cabildo de México tomaron el control de la ermita y para promover su culto, se creó una cofradía en 1579 que daría un salario fijo a un capellán quien tendría la restricción de no tocar las limosnas. El 25 de enero de 1589, el Virrey anunció que el templo pasaría a los franciscanos pero el clero secular se opuso y su administración siguió en manos del Ayuntamiento.