El Santo Rosario se le reza a la Virgen María. Los martes y viernes se meditan los misterios dolorosos / Ilustración Desde la fe
El Santo Rosario de los martes y viernes considera la meditación de los Misterios Dolorosos. Esta es la guía para rezarlo de manera sencilla:
ÍNDICE DE CONTENIDO
1. Oraciones iniciales
2. Primer misterio doloroso: La oración en el huerto.
3. Segundo misterio doloroso: La flagelación de Jesús.
4. Tercer misterio doloroso: La coronación de espinas.
5. Cuarto mistertio doloroso: Jesús con la Cruz a cuestas, camino del Calvario
6. Quinto misterio doloroso: La crucifixión y muerte de Jesús.
7. Oraciones finales
8. Letanía del Santo Rosario
Por la señal de la santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Meditación: “Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: ‘Siéntense aquí mientras voy a orar’. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: ‘Mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y velen conmigo’. Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: ‘Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como Yo quiero, sino como quieras Tú'” (Mt 26, 36-39).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, desde ahora acepto con amor el momento de mi agonía y muerte. Ayúdame a vivirla en la propia agonía de Cristo y en su ternura.
Meditación: “Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle” (Jn 19,1-3).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, concédenos ser humildes y fieles a tu pasión y resurrección. Haznos fuertes en tu dulzura. Que nosotros podamos, en tu seguimiento, soportar todos los ataques que puedan venir contra nosotros, dentro de la fe y la verdad, dentro de la caridad de tu amor.
Meditación: “Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza, y en su mano derecha una caña, y doblando la rodilla delante de Él, le hacían burla diciendo: ‘Salve, Rey de los judíos'”. (Mt 27, 27-29)
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, en estos tiempos de escándalo en el que tantos cristianos se dejan arrastrar por las trampas del poder, enséñanos, por tu Espíritu, a reconocernos frágiles y pequeños para que sólo tú seas nuestra fuerza.
Meditación: “Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucifiquen, y ellos se lo llevaron. Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado “del Cráneo”, en hebreo ‘Gólgota'”. (Jn 19, 16-17).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, ayúdanos a llevar nuestra cruz en tu luz, de pensar frecuentemente en el encuentro cara a cara contigo al que nos acercamos. Señor, condúcenos a tu gloria y siempre seremos tuyos.
Meditación: “Llegados al lugar llamado ‘La Calavera’, le crucificaron allí a Él y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: ‘Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen’… Era ya eso de mediodía cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la media tarde. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito dijo: ‘Padre, en tus manos pongo mi espíritu’ y, dicho esto, expiró” (Lc 23, 33-46).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, concédenos el ser pequeños, pequeños ante tu muerte, abiertos a tu resurrección, que vivamos por el poder de Dios, a causa de la debilidad de Cristo, crucificado y vencedor de la muerte.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
R: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
R: Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
R: Señor, ten piedad
R: Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo
R: ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,
R: ten piedad de nosotros.
R: Ruega por nosotros. (Se repite después de cada advocación mariana)
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la Misericordia,
Madre de la divina gracia,
Madre de esperanza,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los migrantes,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Con información de Vatican.va
También puedes hacer el Santo Rosario de los martes y viernes con este video. El Rosario de los martes y viernes lo preside Mons. Salvador González Morales, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. Sólo da clic en la pantalla.
Estas son las guías del Santo Rosario para toda la semana y ocasiones especiales:
Artículo actualizado el 24 de septiembre de 2024.
Para restaurar una obra de Arte Sacro se sigue un proceso específico que realiza un…
Nos enfocamos tanto en nuestras propias batallas que olvidamos que todos nos encontramos librando luchas,…
Haz, Señor, que yo crea de modo que, creyendo te ame, y no te diga:…
La palabra "papa" tiene tres posibles orígenes: uno griego, otro derivado de un acrónimo y…
Conoce la Parroquia Santiago Apóstol de Altamira de 260 años, cuya construcción se hizo a…
Durante la Semana Santa es importante conocer y participar en las celebraciones litúrgicas y actos…
Esta web usa cookies.