Oración para el Cuarto Domingo de Adviento 2023 (Contiene las lecturas de Misa)
Hacer una oración para el Cuarto Domingo de Adviento 2023 permite a reflexionar sobre el mensaje espiritual de la venida de Jesús.
Hacer una oración para el Cuarto Domingo de Adviento 2023 es una práctica significativa que permite a reflexionar sobre el mensaje espiritual de la temporada y prepararse para celebrar la llegada de Jesucristo en un espíritu de paz y armonía.
Lecturas del Cuarto Domingo de Adviento 2023: 24 de diciembre
Primera lectura 2 Sam 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?” Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo”.
Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa, para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra.
Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos.
Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’ “.
Salmo responsorial Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29
R. (cf. 2a) Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor
y daré a conocer que su fidelidad es eterna,
pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre
y mi lealtad, más firme que los cielos.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Un juramento hice a David, mi servidor,
una alianza pacté con mi elegido:
‘Consolidaré tu dinastía para siempre
y afianzaré tu trono eternamente’.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre,
el Dios que me protege y que me salva’.
Yo jamás le retiraré mi amor,
ni violaré el juramento que le hice”.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Segunda lectura Rom 16, 25-27
Hermanos: A aquel que puede darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la revelación del misterio, mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1, 26-38)
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Oración para el Cuarto Domingo de Adviento 2023
Esta es la oración para el Cuarto Domingo de Adviento 2023
Dios misericordioso y lleno de amor,
En este Cuarto Domingo de Adviento, nos reunimos con corazones llenos de gratitud y esperanza. En medio de la espera, reconocemos la luz que brilla en nuestras vidas, la luz que nos guía hacia la celebración del nacimiento de tu Hijo, nuestro Salvador, Jesucristo.
En este día, cuando encendemos la cuarta vela de Adviento, recordamos el don especial de la paz. Que esta luz represente la tranquilidad que solo Tú puedes dar, una paz que trasciende todo entendimiento y que llena nuestros corazones y hogares.
Señor, en un mundo a menudo lleno de inquietud, ansiamos esa paz divina que solo Tú puedes proporcionar. Que en medio de las ocupaciones diarias, encontremos momentos de silencio para escuchar tu voz y sentir la calma que proviene de tu amor eterno.
Derrama tu gracia sobre nosotros y sobre aquellos que amamos. Que podamos ser instrumentos de paz en el mundo, llevando tu luz a lugares de oscuridad y esperanza a aquellos que lo necesitan.
Te pedimos por aquellos que sufren, por los desplazados, los enfermos y los que enfrentan dificultades. Concede tu consuelo y paz, y usa nuestras manos y corazones para ser instrumentos de tu amor redentor.
Que este Cuarto Domingo de Adviento sea un recordatorio de que, a pesar de las circunstancias, tu promesa de paz se cumple en Jesucristo. Que podamos recibirlo con corazones agradecidos y llevar su luz al mundo que nos rodea.
En el nombre de tu amado Hijo, Jesucristo, oramos. Amén.