El Año Litúrgico y la importancia de la Navidad
Celebremos los misterios del Señor que año con año, actualizan y renuevan nuestra fe, esperanza y caridad.
Participa cada lunes a las 21:00 horas (tiempo del centro de México) en La Voz del Obispo en Facebook Live. Este lunes 19 de diciembre podrás conversar con el autor de este texto sobre la Virgen de Guadalupe y México, el Card. Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de la Arquidiócesis de México.
Al inicio de este año litúrgico, reflexionaremos acerca de cómo en el tiempo los cristianos celebramos los misterios del Señor que año con año actualizan y renuevan nuestra fe, esperanza y caridad. Hoy vivimos este tiempo hermoso de Adviento, para comprenderlo mejor primero hablaremos de la liturgia, del año litúrgico y de la Esperanza.
Liturgia
La Iglesia tiene por Manantial y Cumbre de su acción a la liturgia (Sacrosanctum Concilium 10) la cual es el servicio o ministerio para el encuentro de los miembros de la comunidad eclesial, que mediante una ordenada celebración de ritos establecidos conducen a la relación con Dios. Dentro del cristianismo, y más en particular en el rito católico la Liturgia se centra en la celebración de los 7 sacramentos; en particular en la Eucaristía: Misterio de Fe.
Aunque hay otros momentos que nutren la oración y la devoción; sin embargo, las acciones litúrgicas centran la fe en la escucha y meditación de la Palabra de Dios (Evangelios y resto de la Biblia); por tanto, en el encuentro con Jesucristo, el Señor de la Historia, en la presencia de Dios Trinidad a través de su persona y de sus discípulos.
Por eso la Iglesia como comunidad de discípulos prolonga la presencia de Cristo en el mundo a través de los siglos, con la asistencia del Espíritu Santo, como lo llevó a cabo el mismo Jesús.
Año Litúrgico
Comienza con el Adviento, que anuncia un nuevo año litúrgico, tiempo de expectativa y esperanza de algo fiable, de algo que ya es realidad, incipiente, en camino, pero con garantía de alcanzar la meta. Es el tiempo propicio para recuperar la conciencia de nuestra vocación y misión, y por tanto para desarrollar y acrecentar la esperanza.
La Navidad y la Pascua, son el principio y término del culmen del amor que se manifiesta en Dios que por amor se hace hombre, y después por amor, muere y resucita, para darnos vida nueva. Un nacimiento para rescatar lo que estaba perdido, y manifestar así el verdadero amor, consistente en la generosidad de lograr el bien del que está en riesgo de perderse, el que está caído y no puede levantarse, el que anda extraviado y no encuentra el camino. Así lo hizo Jesús y así lo debemos realizar nosotros, los cristianos de cada generación.
Esperanza
Para poder vivir de una mejor manera el tiempo de Adviento, tiempo de esperanza meditemos 3 citas iniciales de “Spe Salvi” la encíclica del Papa Benedicto XVI sobre la Esperanza:
No. 2 —“En nuestro lenguaje se diría: el mensaje cristiano no era sólo «informativo», sino «performativo». Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva”.
No 6 —“Cristo: Él nos dice quién es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre. Él nos indica el camino y este camino es la verdad. Él mismo es ambas cosas, y por eso es también la vida que todos anhelamos. Él indica también el camino más allá de la muerte; sólo quien es capaz de hacer todo esto es un verdadero maestro de vida”.
No 9 —“Dios se ha manifestado en Cristo. Nos ha comunicado ya la «sustancia» de las realidades futuras y, de este modo, la espera de Dios adquiere una nueva certeza. Se esperan las realidades futuras a partir de un presente ya entregado. Es la espera, ante la presencia de Cristo, con Cristo presente, de que su Cuerpo se complete, con vistas a su llegada definitiva”.
Conclusión
Vivir los misterios del Señor en el tiempo nos ayuda a vivir nuestra vocación de Discípulos de distintos modos, pero mostrándonos el gran amor de Dios, de modo que vivir la Navidad en Familia es encuentro entre quienes se reconocen hermanos y miembros de la Iglesia. Familia cristiana, es momento de fortalecer las relaciones en torno a Jesucristo Salvador.
Asimismo, la Semana Santa y Pascua en Iglesia es momento de encuentro con los demás cristianos para anunciar y testimoniar la Resurrección de Jesús. Durante el resto del año litúrgico, llamado tiempo ordinario, la familia cristiana sostiene la Iglesia, y la nutre dando testimonio fiable de la esperanza.
¡Cristo vive en medio de nosotros!
Este texto pertenece a nuestra sección La Voz del Obispo y se complementa con la transmisión en vivo que realizará su autor este lunes 20 de diciembre a través de Facebook Live a las 9 PM. ¡Participa!