Vae victis
Quien se pone en situaciones desventajosas corre el riesgo permanente de ser lastimado, porque no puede esperar bondad de quien no la tiene.
En el año 330 a. C. los galos sitiaron y conquistaron la ciudad de Roma. Breno, el jefe de los galos, aceptó retirarse a cambio de recibir mil libras de oro. Los romanos juntaron el metal precioso y comenzaron a ponerlo en la balanza que los conquistadores usaron para el pesaje. Al colocar la cantidad acordada, notaron que la balanza no se movía, por lo que los romanos se quejaron denunciando el amaño en el pesaje, pero Breno simplemente arrojó su espada sobre el plato de la balanza para aumentar el pago que debía recibir, al tiempo que exclamaba Vae victis, una expresión que en latín significa “¡Ay de los vencidos!”.
Quien se pone en situaciones desventajosas corre el riesgo permanente de ser lastimado, porque no puede esperar bondad de quien no la tiene. Breno en apariencia fue bondadoso a cambio de un pago, pero abusó aún más de los que había vencido. Hoy en día los que hacen el mal tampoco se conforman y siempre buscan dañar más.
Por ello, nunca es recomendable intentar pactar con el mal y con aquellos que lo hacen, porque nunca se detendrán. Veamos como sociedad lo que nos pasó cuando comenzamos a aceptar lo que estaba mal con el pretexto de que no lo estaba tanto.
Antes decían de algunos políticos “no importa que roben, con tal de que hagan obras” hasta que llegó el punto de que roban sin hacer obras. Toleramos la pornografía disfrazada de arte y hoy en día la tenemos disponible prácticamente a cualquiera y en casi todo lugar. Ejemplos sobran. Pactar con el mal es comenzar a derrotarse.