El valor del tiempo
En 2011 se estrenó “In time”, una cinta futurista donde el tiempo se ha convertido, literalmente, en dinero y los ricos viven para siempre mientras que miles ruegan por minutos de vida, tratando desesperadamente de que el reloj no llegue a cero. Aunque, este thriller de ciencia-ficción, espero aún esté muy lejos de volverse realidad, […]
Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
En 2011 se estrenó “In time”, una cinta futurista donde el tiempo se ha convertido, literalmente, en dinero y los ricos viven para siempre mientras que miles ruegan por minutos de vida, tratando desesperadamente de que el reloj no llegue a cero. Aunque, este thriller de ciencia-ficción, espero aún esté muy lejos de volverse realidad, si partimos de la premisa de que todo lo que hacemos cuesta dinero, ¿dónde querríamos invertir el tiempo?, ¿qué haríamos con los millones o centenares de minutos que tenemos a la mano?, ¿destinarías horas a estar sentado enviando correos de trabajo o aprovecharías para abrazar a quien amas u observar una puesta de sol frente al mar?
Hemos llegado a una época donde el multitasking ha cobrado una relevancia significativa en nuestras vidas, buscamos economizar los minutos que tenemos realizando la mayor cantidad de actividades al mismo tiempo: hablamos por teléfono mientras redactamos un e-mail, comemos a la par que realizamos reuniones de trabajo, negocios u observamos las noticias, hacemos movimientos en la banca electrónica en tanto que nos trasladamos de un lugar a otro; y la lista podría continuar.
Pero, dice el dicho que el que mucho abarca poco aprieta; por lo que antes de destinar horas a actividades que no sabemos si nos redituarán en un futuro nos deberíamos hacer preguntas importantes, ¿en qué momentos del día soy más productivo? O bien ¿cuáles son las actividades donde puedo aprovechar mejor mis habilidades y potencial?, esto nos ayudará a tener una mejor planificación, priorizar tareas e incluso mejorar la percepción de eficiencia que se tiene de nosotros.
Por otro lado, no se puede perder de vista que, frente a momentos frenéticos y cargados de ansiedad, compartir espacios de calidad con nuestros seres queridos es indispensable. Una conexión afectiva donde nuestra atención esté completamente enfocada en una escucha activa, un diálogo formativo, empático y constructivo, un abrazo acompañado de un suspiro o unos minutos para escuchar música o leyendo; pueden concretarse en una verdadera revolución y sobre todo en un parteaguas que resignifique nuestro día a día.
Hemos casi olvidado las comidas o cenas con los celulares y la televisión apagados, donde una conversación casual nos ponía un poco al tanto de lo que sucedía en la vida de los integrantes familiares e incluso hemos dejado a un lado los fines de semana al aire libre, paseando y sonriendo.
Es cierto que el tiempo de calidad se ha convertido en un tema constante, lamentablemente, a pesar de ello aún continuamos sin entender su trascendencia; la tecnología nos ha rodeado y no hemos entendido que calidad no significa dos horas cada ocho o diez días, o hasta el siguiente periodo vacacional… recordemos que el tiempo, aunque suene a cliché, no regresa. Hoy, el tiempo es nuestro principal activo, dediquémonos y dediquemos tiempo a nuestros seres queridos.
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*El articulista es analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación.