Música contra la violencia
Ciudades como Los Ángeles o Nueva York han empleado hip hop y rap para reducir la violencia social
Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).
Su estructura armónica, simple y repetitiva ha convertido el Canon en Re Mayor de Johann Pachelbel en un símbolo de calma, belleza y equilibrio emocional, capaz de estimular la liberación de dopamina y endorfinas, neurotransmisores asociados al placer y relajación.
Compuesta alrededor de 1860, esa obra del barroco es ejemplo del poder de la música para conectar con las emociones y restaurar el equilibrio interior, detonar un estado de paz y alejar a las personas de conductas violentas.
En la música hay oportunidad de fomentar la cohesión social y generar entornos seguros. En Ciudad Juárez, por ejemplo, proyectos como las orquestas comunitarias han contribuido a cambiar la percepción de las y los jóvenes sobre su espacio y expectativas de futuro.
Este 22 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Músico, establecido por la UNESCO en 1997 para honrar la influencia duradera de la música en la sociedad. Esta fecha coincide con la conmemoración de Santa Cecilia, la Santa Patrona de las y los músicos.
La tradición cuenta que, en el siglo II, por su fe cristiana, Cecilia de Roma fue martirizada y condenada a la muerte. Durante su martirio, la joven cantó a Dios y ese acto fue considerado de resistencia pacífica e inspiración para quienes la escuchaban.
Su ejemplo nos recuerda que, en contextos de violencia y fragmentación social, la música puede ser un puente entre personas y grupos, más allá de sus diferencias. Ante los desafíos de seguridad, los programas de fomento musical demuestran que notas y acordes pueden ser tan efectivos como las políticas públicas para transformar vidas.
En la Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, puso en marcha el programa cultural “Do Re Mi Fa Sol” para promover entre las y los estudiantes la paz a través de la entrega de instrumentos musicales. “Si las niñas, niños y jóvenes aprenden a tocar instrumentos musicales, no tocarán una pistola”. Bajo esa idea se fundamenta la estrategia.
Ciudades como Los Ángeles o Nueva York han empleado hip hop y rap para reducir la violencia social, hablar de las experiencias, denunciar injusticias y encontrar una identidad positiva. Hip Hop Therapy trabaja con personas en riesgo para ayudarles a procesar traumas, mejorar autoestima y desarrollar habilidades de resolución de conflictos.
Desde Santa Cecilia a Pachelbel, la música no sólo ha sido para los oídos.
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