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COLUMNA

Historias ciudadanas

Cuna de oro

En los países escandinavos, las políticas de apoyo a la infancia garantizan que nadie nazca en condiciones de extrema precariedad

21 febrero, 2025
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Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX). 

En la Francia del siglo XVII, marcada por la desigualdad y la pobreza extrema, San Vicente de Paúl dedicó su vida a brindar asistencia a las y los huérfanos. Organizó redes de caridad aún ahora inspiradoras de iniciativas de apoyo social.

El fundador de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad nació en el pequeño pueblo de Pouy, en el seno de una familia campesina.  Después de ordenarse como sacerdote se conmovió profundamente ante la realidad de pobreza y dedicó su vida al servicio de las y los más necesitados.

Abrió casas para huérfanos y abandonados, un lugar donde podían encontrar refugio, formación y esperanza. La atención integral a su salud, educación y bienestar emocional fueron las mayores contribuciones de este Santo.

Su labor es un recordatorio que la responsabilidad y oportunidad de atender a niñas y niños en situación de vulnerabilidad no es solo de madres y padres, sino de toda la comunidad.

Actualmente, los programas sociales de apoyo a las infancias, en particular a los recién nacidos son una tendencia, bajo la idea de un inicio sólido en la vida determinante para el desarrollo de cualquier persona. Van desde asistencia económica, acceso a servicios de salud gratuitos, licencias de maternidad y paternidad hasta educación temprana.

En los países escandinavos, por ejemplo, las políticas de apoyo a la infancia garantizan que nadie nazca en condiciones de extrema precariedad. En Suecia, las madres reciben licencia de maternidad pagada y las familias pueden acceder a subsidios para el cuidado de niñas o niños.

Estas medidas reducen las desigualdades desde la primera etapa de la vida.

Con esa intención, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, instruyó el programa “Desde la Cuna”, consistente en apoyo económico para las infancias, desde el nacimiento hasta los 46 meses. Una forma de contribuir a la reducción de las desigualdades sociales y brindar a niñas y niños la oportunidad de desarrollarse plenamente.

En el bienestar común, todo el apoyo suma, el gubernamental como el realizado por organizaciones civiles y religiosas. Albergues para madres solteras, bancos de pañales y ropa para bebés, comedores comunitarios y centros de atención infantil son parte de esos esfuerzos garantizar la protección universal.

No es necesario nacer en cuna de oro cuando hay una comunidad solidaria.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

@guerrerochipres


Autor

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).