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COLUMNA

Fe y bien común

Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia

Al profundizar en la DSI, encontramos una guía valiosa para vivir de manera auténtica y comprometida, respondiendo a los desafíos contemporáneos desde una perspectiva cristiana

22 julio, 2024
POR:
Autor

David Vilchis Carrillo, responsable de investigación del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC) 

En una entrada anterior, cómo la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) es un verdadero tesoro en el que debemos formarnos. Ahora bien, ¿qué es la DSI? Es la sistematización de las enseñanzas de la Iglesia sobre lo social, basadas en el Evangelio y la Tradición cristiana.

Esta sistematización se expresa mejor en los principios de la DSI, los cuales son claves de reflexión y acción para vivir la fe en las diferentes realidades sociales, políticas, económicas, culturales y ecológicas. Y actúan como criterios permanentes para evaluar y orientar la vida social.

Los principios de la DSI son 6:

  1. Dignidad de la persona humana: Es el principio fundante, todos los demás principios existen para su salvaguarda. Nos llama a reconocer la igualdad fundamental de todas las personas y a promover condiciones justas y equitativas que la aseguren para cada persona.
  2. Bien común: Puede entenderse como el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible el desarrollo humano integral. Sus exigencias concretas dependen de las condiciones sociales de cada época y es un deber de todos los miembros de la sociedad.
  3. Destino Universal de los Bienes: Si Dios creó el mundo sin privilegios ni exclusiones, entonces los bienes creados deben distribuirse de manera equitativa, bajo los principios de justicia y caridad, asegurando que nadie quede excluido. Para ello, la propiedad privada debe garantizar que toda persona tenga acceso a estos bienes y en la redistribución debe efectuarse bajo una clara opción preferencial por las personas empobrecidas.
  4. Subsidiariedad: Implica el reconocimiento de las redes de relaciones que conforman el tejido social e insta a que las organizaciones de mayor presencia, responsabilidad y alcance, ayuden a que las menores realicen adecuadamente sus tareas.
  5. Participación: Destaca la importancia de las contribuciones activas y responsables de todas las personas y organizaciones. No se limita a la mera presencia o implicación superficial, sino que implica un compromiso profundo y efectivo con la toma de decisiones.
  6. Solidaridad: En palabras de San Juan Pablo II, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común. Reconoce las relaciones de interdependencia que hay entre personas y sociedades e insta a convertir las estructuras de pecado en estructuras de solidaridad.

Al profundizar en la DSI, encontramos una guía valiosa para vivir de manera auténtica y comprometida, respondiendo a los desafíos contemporáneos desde una perspectiva cristiana que busca el bien integral de todos. Por ello, Al profundizar en la DSI, encontramos una guía valiosa para vivir de manera auténtica y comprometida, respondiendo a los desafíos contemporáneos desde una perspectiva cristiana

¡Sumérgete en la riqueza de la DSI y descubre cómo puedes contribuir a la defensa integral de la dignidad de la persona humana desde tu propia realidad!


El autor es maestro en Ciencia Política por el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México y Licenciado en Filosofía por la Universidad Católica Lumen Gentium. Es responsable de investigación de IMDOSOC.


Autor

David Vilchis Carrillo, responsable de investigación del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC)