Fortalecer la espiritualidad
Cuando se han enfrentado experiencias traumáticas, incluyendo el abuso sexual, se tienen mayores posibilidades de afrontar el suceso cuando la persona ha crecido en un ambiente espiritualmente fuerte.
“La espiritualidad es una dimensión central del ser humano que abarca nuestra búsqueda de significado y propósito, y nuestra conexión con algo más grande que nosotros mismos”. Christina Puchalski. Esta autora explica cómo la espiritualidad siempre trasciende la experiencia del ser humano.
Cuando se han enfrentado experiencias traumáticas, incluyendo el abuso sexual, se tienen mayores posibilidades de afrontar y superar el suceso cuando la persona ha crecido en un ambiente espiritualmente fuerte. Además, tiene más posibilidades de transformarlo en testimonio que da vida a otros.
Una espiritualidad fuerte en la persona que vivió abuso, es capaz de generar la fuerza interior que necesita para encontrar el sentido de su vida y propósito, para atreverse a pelear por la justicia que le corresponde por derecho, para tener el valor de hablar de su experiencia sin que ésta le genere nuevamente daño.
Por esa razón, es importante que en todo espacio o actividades en la parroquia, se busque siempre fortalecer la espiritualidad a través de las prácticas ordinarias de la Iglesia, de los espacios de formación, de los lugares para compartir y de acompañamiento. Asimismo, es fundamental conectar con el entorno, para que siempre exista una red de apoyo que se vuelva el soporte ante las situaciones de abuso.
Jesús en Juan 10,10 dijo, “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.
La abundancia de vida cuando la dignidad ha sido ultrajada, no es fácil, pero ver la conexión con el abrazo de Dios Padre e Iglesia Madre que reconfortan el corazón, que ayudan a la sanación de las heridas y que poco a poco vuelven a reconstruir al ser interior, le devuelven su propósito de vida para que, en su realidad, pueda abrazar y amar su historia y transformarla en una fuerza para dar vida.
La espiritualidad debe ser integral, arraigada en la fe y la práctica religiosa en el entorno, la conexión con los otros, la naturaleza y la propia historia, que abrace y dé propósito de vida en una experiencia de abuso.
Más artículos de Espacios Seguros:
Responsabilidad y transparencia
Para los cristianos, el servicio es poder
La Iglesia y el poder institucional
Cuatro ideas sobre el poder eclesial