El cuidado de los dientes
Es más sencillo mantener nuestra salud espiritual, la gracia, si diariamente la cuidamos por medio de la oración, la reflexión y el servicio.
Se nos recomienda lavarnos los dientes después de cada comida e ir con el dentista cada seis meses. Quien no lo hace, seguramente va cuando el dolor de muelas es insoportable y tal vez para escuchar que el problema es insalvable y se debe hacer una extracción. Los problemas que se pueden evitar con una sencilla práctica diaria, llegan a crecer a tamaños incontrolables si no hay constancia.
Tiene poco que vivimos la Semana Santa. Los templos se vieron más llenos que de costumbre, pero después, concluido este tiempo litúrgico, la asistencia decae, como si bastara ir sólo unas cuantas veces al año a estar con Dios en su casa.
La oración diaria y la Misa semanal nos ayudan a estar en contacto estrecho con Dios, y también a estar atentos a lo que puede dañar nuestra vida espiritual. Reconocer que necesitamos de la ayuda divina y entender que la lucha es constante, es necesario para estar alertas ante los peligros de la tentación.
Si nos apartamos de la Iglesia, nos volvemos insensibles a esta necesidad de dar gracias y alabar a Dios. Por esto, cada vez son más los que usan los días santos para fines muy distintos a los pensados originalmente. Otros solamente van en ocasiones especiales, pero se alejan la mayor parte del tiempo.
Quien va al dentista en casos extremos, escuchará que los daños son irreparables. Quien cuida a diario de sus dientes, los mantiene sanos.
Es más sencillo mantener nuestra salud espiritual, la gracia, si diariamente la cuidamos por medio de la oración, la reflexión y el servicio.
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