¿Quién de ustedes soy yo?
Retomamos el camino de reflexión del evangelio de San Lucas propio de este año, y nos encontramos con la pregunta de Jesús a los suyos: “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”. Esta pregunta es de gran importancia dentro del plan de los evangelios puesto que marcó el primer compromiso explícito de parte de los discípulos […]
Retomamos el camino de reflexión del evangelio de San Lucas propio de este año, y nos encontramos con la pregunta de Jesús a los suyos: “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”.
Esta pregunta es de gran importancia dentro del plan de los evangelios puesto que marcó el primer compromiso explícito de parte de los discípulos con Jesús, para reconocerlo como el “mesías”, aunque el único que respondió fuera Simón Pedro.
Inmediatamente al reconocimiento de Jesús viene la prohibición de difundirlo y el primer anuncio de la pasión. Contrariamente a lo esperado, Jesús no permite la difusión de su identidad ministerial.
Podemos pensar que la difusión, de que era el mesías, solamente dificultaría el proceso que estaba iniciándose, a saber: subir a Jerusalén, ser traicionado, entregado a los pagamos, morir en la cruz y resucitar al tercer día.
Es evidente que su primer anuncio de la pasión también era algo inesperado para sus discípulos, puesto que propone el cumplimiento de este mesianismo en términos de traición, arresto, muerte de cruz y resurrección. Y para concluir, el parámetro de seguimiento del mesías se pone en términos contrarios al modo ordinario de resolver la vida.
En tiempos del Señor y en cualquier otro tiempo las personas crecen y maduran para resolver la propia existencia y la de aquellos que le son confiados, eso es “ganarse la vida”. Ahora Jesús propone no buscar ganarse a sí mismo sino perderla por causa de él ¿A qué se refiere? A trasladar el punto focal de “ganarse la vida” de sí mismo o por sí mismo, a ganarla por “seguirlo a él”.
El cristiano es llamado a perder su propia vida teniéndose como centro, y a poner su centro en Jesús, así es como la ganará.
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