Crecen los divorcios en México
La sociedad, y con ella la Iglesia, debe asumir que la tendencia es que cada vez habrá menos matrimonios y más divorcios.
En 2021, a nivel nacional se registraron 149,675 divorcios frente a los 92,379 que hubo en 2020, el aumento es de 61.4%, según el INEGI.
En 2021 contrajeron matrimonio 453,085 parejas y se divorciaron 149,675. Por cada 100 matrimonios hubo 33 divorcios.
La edad promedio de las mujeres que se divorciaron es de 39.6 años y la de los hombres de 42.2 años.
El 46% de los matrimonios duró entre seis y 20 años; el 31.2% más de 20 años; el 20.7% entre uno y cinco años; y 1.2% menos de un año.
No tenían hijos el 48.8% de las parejas que se divorciaron; el 25.1% tenía un hijo y el 25.5% más de un hijo.
El 90% de los casos de divorcio se resolvió por la vía judicial y el 10% por la administrativa.
La mayor tasa de divorcios por cada 10,000 habitantes, de 18 años o más, ocurrió en Campeche con 46.6; Sinaloa con 40.2 y Coahuila con 37.4.
Las menores tasa de divorcio por cada 10,000 habitantes se dan en Puebla con 9,1; Oaxaca con 8.6 y Veracruz con 6.4.
El número de los matrimonios en los últimos seis años se ha comportado así: 543,748 (2016); 525,578 (2017); 501,298 (2018); 504,923 (2019); 335,563 (2020) y 453,085 (2021).
Los números señalan que hay una tendencia a la baja, que cae de manera lenta en 2019, 2020 y 2021, que estuvieron marcados por la pandemia del COVID–19.
Habrá que ver lo que sucede en 2022, donde la situación ha vuelto en una gran medida a la normalidad.
Entre 2016 y 2021 los divorcios tienden a crecer de manera lenta. En 2016, hubo 139,807; en 2017, 147,581; en 2018, 156,556; en 2019, 160,107; en 2020, 92,379 y en 2021, 149,675.
En 2021 hubo 4,341 matrimonios entre personas de un mismo sexo: 2,496 fueron parejas de mujeres y 1,845 de hombres.
La sociedad, y con ella la Iglesia, debe asumir que la tendencia es que cada vez habrá menos matrimonios y más divorcios.
Esto implica un cambio que se viene gestando años atrás, que abre el espacio, para el surgimiento de un nuevo tipo de pareja y de familia.
La estructura de la pareja y la familia tradicional se conserva, pero ya no es única. Para muchos ya no es un modelo a tomar en cuenta, optan por otras alternativas que la sociedad, también la Iglesia, debe respetar y acompañar.