La migración y la pobreza en África

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COLUMNA

Convicciones

La migración y la pobreza en África

La realidad es que cada año se incorporan al sector productivo entre 10 y 12 millones de africanos.

3 agosto, 2025
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Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político. 

Ingrid Bugarin, desde Bruselas, Bélgica escribe el artículo “Diáspora Africana” (El Universal, 25.05.25) donde analiza el fenómeno de la migración africana, que en 2020 se estimaba en 41 millones de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones.

Del total, 21 millones vivían en otro país de África y 19.5 millones fuera de ese continente, de estos últimos 56.4% residía en Europa, 25.6% en Asia y 15.4% en Norteamérica.

Distintos centros de investigación que trabajan la migración africana coinciden en afirmar que hay una reducción de la migración hacia Europa, y se da como la explicación principal el resultado de los programas de intervención financiados por la Unión Europea (UE) en el norte de África. 

De manera particular en Libia, Túnez, Marruecos y Egipto, y también en Senegal y Mauritania, en el África Occidental. Marruecos, por ejemplo, reporta haber impedido  que 45 000 migrantes siguieran su camino hacia Europa, al tiempo que desmanteló a 177 bandas dedicadas al tráfico de personas.

La caída de las entradas a los países del Golfo Pérsico está asociada a la situación del conflicto armado que prevalece en Yemen, el principal punto de entrada de los migrantes africanos a esa región. Y también la intensificación de las operaciones costeras que ha reducido en 55% los flujos migratorios. Hay evidencia de una intensificación de la migración interna en África, que de 2015 a 2024 creció en 25%.  

Se estima que, en los próximos 30 años la población de África crezca en 70%. En 2020 había 1338 millones de africanos y se espera que para 2050 sean 2400 millones. Ante esta realidad, la presión migratoria, dentro y fuera de África, va a continuar. 

El desplazamiento interno -por violencia, crisis económica, inestabilidad política y efectos del cambio climático-, es un fenómeno que está muy presente en África. El número de personas desplazadas se ha triplicado y pasó de 10.2 millones en 2009 a 32.5 millones en 2023. El 80 % se concentra en cinco países: Sudán, República Democrática del Congo, Somalia, Nigeria y Etiopía.

En el futuro cercano no se ve que esas causas puedan cambiar y por lo mismo los desplazamientos habrán de continuar. A partir de los efectos de la pandemia del Covid-19 ahora hay 18.0 millones más de africanos que viven en la pobreza extrema con menos de 2.15 dólares al día. Hay evidencias que, en promedio, la economía de los países de África crece a una tasa de 1.5 % anual, pero no es suficiente para enfrentar las necesidades. 

El compromiso de los países del mundo es que para 2030, ya no habría pobreza extrema, pero las estimaciones es que en esa condición seguirá viviendo del 26 % de los africanos. Hoy día, la población de África crece a niveles que el mercado laboral no es capaz de absorber. Este crecimiento también presiona el conjunto de los bienes y servicios públicos, que siempre se quedan atrás de las necesidades de la población. 

Especialistas, con todo, piensan que el “bono demográfico” es una gran oportunidad para el desarrollo de África, pero requiere de políticas públicas que lo sepan aprovechar. La realidad es que cada año se incorporan al sector productivo entre 10 y 12 millones de africanos. Se requieren políticas innovadoras, que permitan, entre otras cosas, dar más y mejores trabajos a la población de los 54 países que integran el continente.


Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.