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COLUMNA

Compromiso social de la fe

Clase política indigna

Se ha demostrado la corrupción en todas las grandes obras emprendidas por el gobierno llenas de tráfico de influencias

23 junio, 2025
Clase política indigna
Padre Mario Ángel Flores Ramos
POR:
Autor

Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios. 

Son muchos los agravios que hemos recibido en los últimos siete años de parte del grupo gobernante en México que cada vez es más difícil enumerar los atropellos que han cometido a la vista de todos, pero podríamos resumirlos en tres palabras: Se han dedicado a mentir, a robar y a traicionar.

Capitaneados por el más indigno personaje que ha llegado a ocupar la presidencia de México en el sexenio pasado, se ha formado una clase política llena de ambiciones, ineptitud y corrupción, con un elemento adicional que les caracteriza: un resentimiento social como marca de la casa, de allí el odio con que han realizado muchos de sus programas.

Han mentido a manos llenas a la gente más sencilla haciéndoles creer que son los primeros y prácticamente los únicos que se han ocupado de los más pobres en nuestro país, otorgándoles una ayuda económica, gracias a la generosidad infinita del líder máximo a quien deben agradecer cada dos meses como si fuera la primera vez que reciben tal aportación. Ayuda que se ha convertido en eficaz chantaje electoral. Mienten, ya que han provocado mayor pobreza porque han destruido lo más importante para las clases necesitadas: los servicios de salud y el apoyo para los medicamentos, la calidad
educativa y el desarrollo de niños y jóvenes en el deporte y, el arte y los valores.

Han robado hasta decir basta en todos los campos del servicio público que han tocado. Es proverbial aquella observación que hizo uno de los funcionarios honestos que renunció a la dirección del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, porque allí todo se robaban nuevamente. Se ha demostrado la corrupción en todas las grandes obras emprendidas por el gobierno llenas de tráfico de influencias, además del contubernio con las mafias que roban combustible, que trafican drogas y que cometen muchos delitos de alto impacto.

Han traicionado de manera burda e imperdonable la democracia mexicana por medio de la cual accedieron al poder. Han desmantelado las instituciones que garantizaban la rendición de cuentas de los funcionarios políticos, han debilitado las instituciones que daban garantías a los ciudadanos: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y, lo más grave, han acabado con el equilibrio y la división de poderes que garantiza la real existencia de una
República representativa y democrática, el último golpe, la desestructuración del Poder Judicial mediante una nueva Ley Constitucional y una farsa de elección popular.

La traición se realiza con traidores que tienen nombre y apellido. El gran traidor que no cumplió con la promesa que hizo hace siete años al asumir la presidencia de la república de “acatar y salvaguardar la Constitución”, los traidores que facilitaron la ilegal sobre representación en el Congreso del partido oficial y el traidor que anuló la autonomía de la Suprema Corte de Justicia.

Todo ello está siendo ratificado palabra por palabra por la actual primera mandataria de la República Mexicana: han llegado al poder para mentir, robar y traicionar.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.


Autor

Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.