Evangelio y lecturas de la Misa del domingo 22 de septiembre 2024
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa dominical del 22 de septiembre 2024. ¡Conócelas!
Lecturas y Evangelio del 22 de septiembre de 2024
- Primera Lectura: del Libro de la Sabiduría (2, 12. 17-20).
- Salmo: (53, 3-4. 5. 6. 8).
- Segunda Lectura: de la carta del Apóstol Santiago (3, 16–4, 3).
- Evangelio del día: Evangelio según San Marcos (9, 30-37).
Primera Lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (2, 12. 17-20)
Se dijeron los impíos: “Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él”.
Palabra de Dios.
Salmo
Salmo (53, 3-4. 5. 6. 8)
R/. El Señor sostiene mi vida.
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.
Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios. R/.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol Santiago (3, 16–4, 3)
Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.
Palabra de Dios.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Marcos (9, 30-37)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará”.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?”.
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”.
Palabra del Señor.
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Comentario al Evangelio: La percepción del Reino
Contrariamente a lo que se piensa, el seguimiento de Jesucristo no es cosa simple o sencilla. Una vez iniciada la etapa de subida a Jerusalén, el Señor avisó al menos en tres ocasiones que habría de ser traicionado, aprehendido, moriría en la cruz y resucitaría al tercer día.
Hoy escuchamos el segundo anuncio. Pero para los discípulos ese lenguaje les resulta duro, incluso, de pura vergüenza, no se atrevían a preguntar. Cuando las cosas no están claras es normal que reaccionemos equivocadamente.
Esto fue lo que sucedió a los apóstoles, ellos comenzaron a discutir sobre quién era el más importante de todos. He aquí que el anuncio de la pasión generó una competencia de cualidades, de temporalidades, de simpatías, quien quería ser el más importante porque había sido el primero en ser elegido, quien porque era el discípulo amado, quien porque el Señor le había cambiado el nombre.
Este no es el seguimiento que el Señor quiere, por tanto Jesús ejemplifica la inversión de valores que propone poniendo a un niño en medio, el pequeño que no vale, no es productivo, que es inferior en fuerza y conocimiento, ese es el más importante. El Reino no se recibe en una gran competencia contra los demás.